domingo, 3 de junio de 2007

el trompetista australiano


Una noche de este pasado mes de Agosto vi un reportaje en una tele alemana en un hotel de Nantes donde descansaba de mis vacaciones. Sobre la Casa Real, y mas concretamente sobre la vida de Felipe y Letizia antes y después de conocerse. Me llamó la atención la colaboración de Felipe de Borbón en un reportaje en el que se hacía referencia (y aparecía) al cuadro que el pintor cubano Waldo Saavedra dibujó (parece ser) a la Leti como Dios la trajo al mundo. “Si hacen ese documental en Spain, ni colabora el Prince, ni se emite o alguno va al talego” pensaba yo en mis adentros. “Estaba muy buena” llegaba a decir el pintorcillo. Habrase visto tal atrevimiento… El papanatismo y guante de seda con que se trata a toda la familia real es conocido. También es verdad que los antimonárquicos solemos ser un poco palizas en algunos casos, un poco obvios en otros, y a veces, hasta un poco zafios (otros, yo no). Me alegra que haya quien considere quemar fotos de los reyes dentro de la libertad de expresión, aunque la verdad, las piras en la plaza pública forman parte del inconsciente colectivo mas negruzco que atesoramos. A mí me pasa como con las serpientes, me produce un rechazo instintivo. En este collage que sufrimos, algunos de los más vehementes antiborbónicos de esta nuestra comunidad, defiendan con fervor gestual la vigencia legitimista de fueros medievales; los sacrosantos guardianes de esencias patrias se han tirado 3 años dando por derrotado al estado como quien certifica el último novio de Marujita...
Guardo cierta desconfianza de las excesivas muestras de reafirmación republicana basadas en encendidas condenas del régimen monárquico. Que la monarquía es una antigualla entra dentro de lo obvio. Que las amenazas al concepto de republicanismo vienen de clérigos de patrias y gestores de fe, me huele a mí que no es tan obvio, y por ello, quizás mas peligroso...

viernes, 1 de junio de 2007

Ganó la abstención


No ha llegado a la mayoría absoluta pero sí a una holgada mayoría relativa. Me refiero a la abstención. De entretiempo, porque asustaba el campo y desde luego no era día de playa. Abstención de rabas y crianzita, de despreocupación, Domingo ocioso y burguesito, e insufrible partido del Atheltic.

Se escuchan retahílas reflexivas, “mea culpas” de los políticos aunque en el fondo siempre piensan que la culpa más bien es de otro; que si desconfianza ante lo público, que si no se ocupan de los problemas de la gente, la corrupción y no sé que mas…

No tengo muy claro nada de esto. La gente reacciona, y vaya si reacciona, cuando considera que la mala gestión de algo le ha perjudicado, sea por error, por omisión o por corrupción. El otro día los afectados de Afinsa y Fórum se manifestaban con muy poca cara de pasotismo ante los que consideran que les han dejado sin ahorros, aunque derivando un problema generado por unas empresas privadas a la esfera de lo público.

Respecto a los problemas que preocupan a la gente, creo que los partidos son enormes receptores de encuestas sobre opinión, y desde luego tontos no son, por lo que dudo que vendan mercancía que nadie quiera comprar. Por otro lado, tener a nuestros políticos hablando de la herencia de Rocío Jurado o el penalti que no fue, tal vez interesase más al personal, pero parece que todavía nos queda un halo de fuste.

La corrupción parece que sí juega un papel. En efecto, recalifica que algo queda. Parece que lejos de castigarse, el desarrollo a lo bestia “por el bien del pueblo” naturalmente, genera adhesión popular y gritos de “con un par…”


Y no podía faltar el toque caciquil de un tal Ecclestone, que por lo visto se dedica a eso de la Fórmula 1, y en ratos libres, a faltar al respeto a los electores como un capo del neumático. ¡Menuda maravilla se llevan con lo del circuito urbano! Supongo que los barrenderos, fresadores, registradores de la propiedad, dependientas de grandes almacenes y pizzeros a tiempo parcial, se van a ver muy beneficiados por una carrera de coches. Y molestias, ni una.

Perdidas las visiones totalizadoras de la organización social, la gente parcela sus problemas, los partidos franquician sus causas, sea la seguridad, la conservación de la ionosfera que nadie sabe lo qué es, o el ruido, y se tiende a sólo acordarse de Santa no sé quién cuando truena.
La cara es el espejo del alma y la política el espejo de la sociedad. Y no necesariamente su peor faceta.