miércoles, 30 de abril de 2014

Infundado optimismo

(artículo publicado en el Correo el 29 de abril)

Este Primero de Mayo se desarrollará, a diferencia de los anteriores, con un exceso de optimismo desde los mensajes oficiales respecto a la recuperación económica. Desgraciadamente, ese discurso tiene más que ver con coyunturas políticas y electorales que con el día a día de la gran mayoría de las personas.

La mejora de algunas cifras macroeconómicas no puede ocultar realidades palpables. Las tasas de desempleo, ocupación o cotización a la Seguridad Social se han deteriorado intensamente en los últimos años. En la CAPV sólo el 47% de las personas está trabajando, llegando esa proporción al 63% de los potencialmente activos. Lejos, muy lejos, del objetivo de la estrategia Europa 2020 que tiene por objetivo que el 75% de las personas de 20 a 64 años tengan un empleo. En el ámbito estatal los datos son directamente catastróficos.

jueves, 24 de abril de 2014

Fuimos, somos y seremos


Las dificultades económicas, el paro, la pérdida de convenios colectivos o el cuestionamiento del modelo social que tanto nos costó lograr, podrían indicar que no hay ninguna razón de celebración el 1º de mayo. Pensar eso sería perder perspectiva. Histórica y espacial.

No hace tantos años, apenas unas pocas décadas, organizarse sindicalmente conllevaba persecución, cárcel, tortura y a veces muerte. Estamos recordando estos meses hitos de las gentes que fundaron las CCOO y sufrieron procesos como el 1.001 con una condena de 162 años de cárcel a la dirección del sindicato. O los abogados de Atocha, 5 compañeros asesinados por pistoleros de extrema derecha por defender trabajadores desde una perspectiva sindical y sociopolítica.

En Euskadi las huelgas míticas de Bandas o las persecuciones en la Mina del Alemán a aquellas primeras CCOO, por citar dos hitos. Todavía algunos compañeros aparecen de vez en cuando por la sede y nos recuerdan como activaron aquel movimiento sindical. Y las palizas y disgustos que costó…