martes, 4 de septiembre de 2007

Identidades


La llegada del verano suele ser buena excusa para dedicarse a actividades más o menos intrascendentes, ociosas e incluso frívolas. En un país como el nuestro, tan acuciado por las urgencias identitarias es un auténtico pecado de “lesas patrias” no aprovechar estos meses para aclarar una de las dudas más vitalmente profundas y más intelectualmente seductoras que embargan a todo vasquito de a pie. ¿Qué se siente usted más: vasco, español, navarro, francés, de todo un poco, nada, cuarto y mitad?


Regularmente los encuestómetros nos dan idea de la intensidad cuantitativa y cualitativa en esto del furor patrio. Por ejemplo este mismo año Eusko Ikaskuntza - Sociedad de Estudios Vascos publicaba eso, un estudio, hecho en la CAV, Navarra e Iparralde (o también en Iparralde y Hegoalde, o Euskal-Herria) según el que un 44% asegura sentirse más vasco que español o francés, un 23% tan vasco como español o francés, un 12% más español o francés que vasco, un 7% más navarro que vasco, un 4% tan español como navarro, un 3% tan vasco como navarro y un 7% otros.

¡¡Jesús!! Me río yo del Dr. Jekyll y Mr. Hyde y la doble personalidad. Si Stevenson llega a ser coetáneo del Guggenheim hace una novela sobre la personalidad múltiple que deja en nada su Isla del Tesoro.

Pero a lo que íbamos. Más allá de quien tenga una identificación clara y exclusiva de su sentimiento de pertenencia, no me digan que no viven sin vivir en ustedes, evaluando en su interior que sentimiento les embarga más. ¿Y a que no saben cómo medirlo? ¿Contienen el grito cuando marca un gol España en un Mundial? ¿Brindan con champán cuando pierde el Madrid aunque sea entrenando? ¿Se enfundan en naranja cuando se sube el Tourmalet, pero no pueden quitar ojo de la Fórmula 1 cuando corre el chico éste asturiano?

Retomando lo que decía al principio. Las vacaciones son un tiempo perfecto para aclarar sus ideas. Les propongo 2 experimentos: bájense a Conil de la Frontera unos días. A eso de las 3 de la mañana métanse en un bar donde seguro, seguro que una cuadrilla estará gritando a pleno pulmón cualquier canción en Euskera diciendo “aquí estoy yo, que se note y no os conquisto porque no quiero

A continuación váyanse a una ciudad como Praga, Budapest o cualquier otra con muchos turistas españoles y poder adquisitivo inferior al español, o sea, donde se compre más barato y como sobraos... Observen el tono de voz, ciertos aires de superioridad prepotente, y cuando empiecen con el repertorio de cantos regionales, valoren. ¿Dónde he pasado más vergüenza ajena? Pues ahí tienen su sentimiento de pertenencia más arraigado…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Unai,

Me uno a tu columna y me sumo a tus palabras.

Que sepas que soy una "no pura" desidentificada no identitaria y sin hecho diferencial. Con tantos gallegos emigrantes qué se podía esperar por la margen izquierdosa... Pues más de una como yo. Vamos, una híbrida Unai... que mira tú qué nombre tengo... y qué apellidos.

Que sepas también que en el instituto me preguntaban si me sentía vasca o gallega y que, cuando esto sucedía, me ponía roja y mi cara celta declaraba por mí. Entonces me entraban ganas de unirme errehachenegativo total a la tierra donde nací pero presentía que me verían como una estafadora...

Cuesta lo suyo pasar de estas bobadas y pasar a la acción o soltar una bordería cuando te abordan con cuestiones de identidades.


Salut, company-

Unknown dijo...

Desde los andes al Artxanda,

En esto de la identifiación nacional o sentimiento patrio los psicologos tiene un gran problema por que, como bien comentas, el diagnóstico de la doble personalidad o personalidad mútliple se queda escaso para abarcar toda la fauna humana que nos movemos por este planeta.
Quizás ese sentimiento fluctúa en reacción al ambiente, cuando uno se siente en "casa" la necesidad de recalcar su identidad patría es menor pero cuando uno se sitúa en el extranjero la motivación a marcar el nacionalismo es mayor, esto explica los casos que has expuesto en Conil y Praga.
Desde la distancia (mucha...) todo toma un color más cómico porque en otras culturas el enfoque es muy distinto y viendolo desde ese punto de vista lo mejor es tomárselo con sentido del humor... aunque puestos a elegir una nacionalidad pongamos que me siento "mapocho", algo catalan, ligeramente andaluz, con toques castellanos (más concretamente de la comarca de Riberas del Duero) y por la cercanía humana también vasco.

Agur...

Unai Sordo dijo...

Es todo un honor que se animen a cruzar conmigo gentes del uno al otro confín. Kleine lola es muy discreta al decir que no tiene "hecho diferencial". Diga usted que los hechos diferenciales le parecen medianías para agotar sus identificaciones.
Y a nuestro mapocho favorito estoy deseando verle brindar con Ribera de Duero, con los cerros de Santiago al fondo, entonando "lalalalala lalalaaaaa... que viva Españaaaa".