Leo en varios comentarios que el
Gobierno ha accedido a pactar la ayuda para la inserción de las y los
desempleados de larga duración, por una cuestión electoral. Está débil en las
encuestas, con una pésima imagen producto de las políticas anti-sociales y la
enorme tasa de paro, y eso le lleva a replantearse, siquiera parcialmente, su
unilateralidad y avenirse a negociar con las organizaciones sindicales estas
medidas.
Como el motivo del electoralismo
se considera “espurio”, algunos (que
no todos ni todas) concluyen que las organizaciones sindicales no debiéramos “dar cobertura” a esa escena. Yo respeto
todas las opiniones, pero sinceramente creo que las organizaciones sindicales,
al menos las que ponen en valor su autonomía sindical, no deben moverse en base
al razonamiento moral sobre los “motivos
del otro”. Tampoco creo que estemos para cuestionar las legitimidades de los otros ni para movernos a impulsos
del calendario electoral. Más bien estamos para desde nuestra legitimidad otorgada democráticamente por las y los
trabajadores, confrontar propuestas, tratar de negociarlas y llevarlas a buen
puerto. Ante los Gobiernos, ante las
patronales o ante las empresas.