Leo en varios comentarios que el
Gobierno ha accedido a pactar la ayuda para la inserción de las y los
desempleados de larga duración, por una cuestión electoral. Está débil en las
encuestas, con una pésima imagen producto de las políticas anti-sociales y la
enorme tasa de paro, y eso le lleva a replantearse, siquiera parcialmente, su
unilateralidad y avenirse a negociar con las organizaciones sindicales estas
medidas.
Como el motivo del electoralismo
se considera “espurio”, algunos (que
no todos ni todas) concluyen que las organizaciones sindicales no debiéramos “dar cobertura” a esa escena. Yo respeto
todas las opiniones, pero sinceramente creo que las organizaciones sindicales,
al menos las que ponen en valor su autonomía sindical, no deben moverse en base
al razonamiento moral sobre los “motivos
del otro”. Tampoco creo que estemos para cuestionar las legitimidades de los otros ni para movernos a impulsos
del calendario electoral. Más bien estamos para desde nuestra legitimidad otorgada democráticamente por las y los
trabajadores, confrontar propuestas, tratar de negociarlas y llevarlas a buen
puerto. Ante los Gobiernos, ante las
patronales o ante las empresas.
Veamos el contexto. Desde hace cuatro años prácticamente sufrimos
un monólogo de políticas de austeridad. Las opciones de hacer una política
contra el ciclo recesivo prácticamente son marginales en las instancias de
poder. Monólogo austericida en Europa, en España como alumno aventajado y en
Euskadi con otros márgenes.
¿Cabe algún analogía entre la
actuación sindical en los diferentes ámbitos? Por poner el ejemplo más
reciente, en Europa se esboza un
nuevo plan de inversiones. El Plan Juncker. Decepcionante. Mucho
más modesto del que planteaba la Confederación Europea de Sindicatos. (Inversión del 2% PIB a 10 años frente a 0,8% a e y con sólo 21 mil millones de
compromiso real).Tiene una cosa modestamente positiva: supone un
cierto cambio del pétreo discurso sufrido hasta ahora, a añadir al paquete de
medidas del BCE, (por mucho que estas sean confusas e insuficientes).
¿Cuáles son las motivaciones de
una Comisión que ha sido fiel guardiana
de las esencias austericidas? ¿Una
súbita y parcial conversión? ¿El estancamiento económico europeo? ¿El riesgo de
deflación? ¿Los fenómenos políticos del Frente
Nacional o de UKIP en Gran
Bretaña? ¿Opciones como Syriza o Podemos? ¿De todo un poco?
Pues para el movimiento sindical
europeo lo fundamental no son los motivos, sino incidir en las medidas a
impulsar. La CES en su última reunión del Comité Ejecutivo:
1- Ha puesto de manifiesto las insuficiencias del Plan Juncker,
2- ...su falta de credibilidad si no va acompañado de
medidas coherentes con la apuesta por la activación en otras instancias de
Gobierno, y
3- ... ha defendido el llamado “plan Marshall para Europa” que en su día aprobamos.
Pero también
ha dicho: “La CES reclama una gestión democrática adecuada del plan de
inversiones y la inclusión de los indicadores sociales entre los criterios
de selección. Los interlocutores sociales a nivel nacional deberán participar
en la selección de proyectos presentados para financiación. La CES debe igualmente estar implicada en el
trabajo de la task force (grupo de trabajo) europea para asegurar que las inversiones se centran en la reindustrialización
sostenible de Europa, apoyando empleos dignos y servicios de calidad”.
En Euskadi hemos constituido una mesa de diálogo tripartito
impulsada por el Gobierno de un partido reacio a este escenario desde hace casi dos décadas. ¿Cuáles son los motivos de la apuesta? ¿Un compromiso
público expresado por el propio Lehendakari que se ha visto “pillado” por sus palabras y de esta
manera cierra una puerta de crítica a la oposición, convocando la mesa? ¿Una
apuesta convencida de la idoneidad de estos ámbitos tripartitos para hacer
frente a los retos económicos, laborales y sociales del país?
Manifestación ante la crisis. Año 2.009.Bilbao |
¿Ha caído Rajoy del caballo
camino de Santiago, y ha visto la luz de la concertación social? ¿Del papel
democrático clave del movimiento sindical en una sociedad avanzada? O, en
efecto ¿es consciente de la necesidad de medidas que palien su pésima imagen de
gestión de una crisis socialmente brutal? Me abstengo de contestar…
En todo caso, el papel del
sindicalismo en este terreno, al menos tal como lo interpretamos en CCOO, es
aprovechar los elementos de coyuntura que puedan favorecer los planteamientos
que venimos haciendo, canalizando la hipotética recuperación económica hacia
los sectores vulnerables que más han sufrido la crisis. Debiera tener continuidad en el SMI, en la necesidad de una renta
garantizada en un país donde la desigualdad arrampla con la cohesión social.
Igualmente con una apuesta por la mejora salarial que finalmente dependerá de
las distintas correlaciones de fuerzas.
Huelga y movilizaciones europeas Año 2012 |
Que nadie se equivoque. No es
autismo, es autonomía. No es equidistancia. Somos un sindicato socio-político y
de clase. Precisamente por ello debemos analizar la complicadísima evolución
socio-política y económica en la que nos movemos. No en el regate en corto
electoral en el que necesariamente (¿necesariamente?) se van a mover los partidos
en los próximos meses/año.
Reunión de la Presidenta de la CES con el Lehendakari |
¿Hace falta adaptación a nuevas
fórmulas de acumulación de fuerzas, producto de esquemas de socialización
distintos? Seguramente. Pero sin olvidar que las herramientas del sindicato son
la agregación colectiva de intereses y su concreción en determinación de norma,
dentro de una relación dinámica de poder organizado. No nos vayan a convencer
de que para ir a las Indias no hacen falta barcos, y subamos al caballo…
mientras nos enfilan para el Atlántico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario