En junio de 2014, en el marco de la Escuela sindical Pedro Gómez
que CCOO de Euskadi realiza todos los años, abordamos una jornada titulada “Del proceso 1001 a la Ley Mordaza”. Recuerdo varias conversaciones respecto a lo apropiado
o no del título.
Nos producía un cierto temor reverencial establecer un paralelismo que pudiera parecer forzado entre dos situaciones históricamente tan distintas. En un contexto de
excesiva frivolidad a la hora de abordar la transición política y lo que allí
ocurrió, pretendíamos en todo caso establecer una relación de continuidad entre
los retos del sindicalismo y sus dificultades. Y nada más, como traté de explicar en la clausura
Contábamos con la presencia de Nicolás Sartorius que
finalmente no pudo acudir en persona y nos remitió un video-entrevista. También
con Pedro Santisteban, el único encausado vasco en el proceso 1001, así como
con Katiana Vicens, entonces secretaria general de CCOO de Illes Baleares, y de Enrique Gil, trabajador de Airbus. Ambos encausados en procesos judiciales con
petición de penas de cárcel, al igual que otras/os 300 compañeros/as
relacionados con 80 procesos judiciales.
El acto fue especialmente emotivo. De los que dan sentido a
la militancia sindical y contextualizan el para qué se está en una organización
de clase. Pero recuerdo bien aquel ejercicio citado de reflexión por guardar el máximo
respeto a quienes se habían jugado la vida, la libertad y el empleo por
organizar un movimiento sindical democrático y las Comisiones Obreras.
Por eso hoy, 8 de febrero de 2016, el día previo a la vista
oral del juicio contra los “8 de Airbus” para los que se piden 66 años de
cárcel en aplicación del tardofranquista
artículo 315.3 del Código Penal; el día antes de las distintas concentraciones,
manifestaciones y actos de solidaridad con los acusados, me ha encantado leer esto que han escrito tres de los “10 de
Carabanchel”, los condenados en el proceso
1001, celebrado en el año en que yo nací.
Gracias por estar siempre ahí y por poder titular este
artículo “Los 8 de Airbus, el 1001 de la democracia” porque lo decís
vosotros, sin pensar en si es o no es
un paralelismo forzado, porque en efecto, ahora esa no es la cuestión.
"EL DERECHO DE HUELGA ATACADO
Art. 28.2
Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus
intereses. (Constitución Española aprobada por el pueblo
español el 6 de diciembre de 1978)
Escriben Eduardo
Saborido, Nicolás Sartorius y Francisco Acosta, condenados en el
proceso 1001
De esta forma tan escueta,
fue suficiente para restablecer el Derecho de Huelga, para cerrar, tras
cuarenta años, un capítulo oscuro de la historia de España, lleno de luchas y
sacrificios de los trabajadores, de miles y miles de despidos, de listas negras,
de exilios y de muertes. Por tener nuestra historia estos antecedentes, nos
resulta muy extraño tener que enfrentarnos, de nuevo, a un intento serio de
disminuir o anular este Derecho Fundamental.
El próximo 9 de febrero,
comienza el juicio en los juzgados de Getafe (Madrid) contra 8 trabajadores y
sindicalistas de la empresa CASA-Airbus, procesados por participar en la
Huelga General convocada por los Sindicatos más representativos, CCOO y UGT,
reivindicando un cambio en la política social y laboral del Gobierno de turno.
La petición fiscal es de más de 8 años de prisión para cada uno de ellos, es
decir, 66 años en total. Por ello, se ha extendido entre los trabajadores la
calificación de éste proceso como “el 1001 de la Democracia”.
No están muy descaminados
los trabajadores de AIRBUS, pues la petición de condena es monstruosa para el
posible delito del que se les acusa, como lo fue la petición de 162 años de
cárcel para los del 1001, en 1972. También lo es el ataque a un derecho
fundamental, el de Huelga, como entonces lo fue al de Asociación, por
pertenecer a CCOO, de los incursos en el 1001. Igualmente lo es el acusar a un
grupo de trabajadores sindicalistas como cabeza de turco y escarmiento para
atemorizar al resto, como lo fue en el “proceso 1001”.
Sin embargo, hay una
diferencia muy importante con el 1001: en aquella época quien gobernaba los
destinos de España era una Dictadura fascista, hoy estamos en una Democracia
consolidada tras 38 años de andadura. Entonces, ¿Por qué esta extraña y grave
anomalía?
El fiscal basa su
acusación, contra los 8 compañeros de Getafe, en el apartado 3 del artículo 315
del Código Penal vigente que dice literalmente: “ Las
mismas penas del apartado segundo se impondrán a los que, actuando en grupo o individualmente
pero de acuerdo con otros, coaccionen a otras personas a iniciar o continuar
una huelga.” Este apartado forma parte, como he mencionado, del artículo 315
referente a “Los delitos contra los derechos de los trabajadores” en el
ejercicio de la libertad sindical y el derecho de huelga.
De la simple lectura de
este apartado se colige que está pensado para proteger a los que se oponen a la
huelga, tratando de impedir el efecto persuasivo de los piquetes informativos
que actúan para convencer y extender la huelga a todos los trabajadores, sin
cuyo concurso el Derecho de Huelga queda sin efecto.
Llegado aquí, es necesario
aclarar que este apartado es una rémora del Código penal aprobado en el
año 1976, es decir, en plena Dictadura, para hacer frente a la llamada “galerna
de huelgas” que se extendían por todo el país y en la que los trabajadores reivindicaban
aumentos salariales, la Amnistía y la Libertad.
Tras aprobarse la
Constitución, el Tribunal Constitucional emitió una sentencia ajustando
dicho art. 315 a la carta magna, sin embargo, lo referente a las coacciones
durante la huelga, no fueron analizadas y quedaron en el cono de sombra de los
preceptos no cuestionados en su compatibilidad democrática. Es decir, al alto
tribunal de entonces se le pasó…
Para colmo, también se
quedó intacto en la reforma ampliada del código penal realizada en el año
1995, llamado pomposamente el Código Penal de la Democracia. Por lo que
ha permanecido como un tigre dormido durante más de tres décadas y apenas
utilizado en los procesos huelguísticos. Todo ha sido estallar la Crisis y
encontrarse los gobiernos desbordados por el aumento de la conflictividad
contra las medidas antisociales dictadas por ellos, cuando el susodicho
apartado 3 ha sido sacado por jueces y fiscales del “cono de sombra” en que
estaba sumido y han atacado en masa contra la huelga y los sindicalistas que la
sostienen. Por ésta anomalía, más de 80 procesos están en curso y más de 300
sindicalistas, algunos ya condenados, están afectados.
También es evidente que
perteneciendo los acusados a la plantilla CASA, caracterizada desde la lucha
contra la Dictadura por formar parte de la vanguardia de las conquistas
sociales en nuestro país, sean los que tengan las peticiones de condena más
altas e injustas, siguiendo la senda del escarmiento antes aludido. Sin
embargo, lo más grave de éste asunto es que en ningún momento, que
sepamos, se ha barajado por la autoridad que el Derecho de Huelga es un Derecho
Fundamental de nuestra Constitución de 1978 y, por ello, está especialmente
protegido. Es un derecho prevalente respecto a los derechos de Libertad de
Empresa (art. 38), y de la Propiedad (art. 33), pues estos no son
fundamentales.
La actuación de las fuerzas
de seguridad, debiera ser la de proteger a los propios huelguistas y a los
piquetes informativos pues al estar legalmente amparados son, a nuestro modesto
entender, el sujeto del derecho protegido. Seguramente, si ésta fuese la
actitud habitual empleada, se eliminaría la tensión y procesos como
el de AIRBUS, no hubiesen tenido lugar. Así lo hacen algunos empresarios y,
en el caso de CASA, la dirección de la factoría de Getafe se ha dirigido
a la dirección de Airbus-Europa para mostrar su extrañeza y disconformidad con
el procesamiento de los compañeros, pues su actuación sindical es ampliamente
reconocida por los trabajadores.
Los trabajadores no
huelguistas, más conocidos en la historia social como los ”esquiroles”,
no debieran necesitar protección de la fuerza pública, sino en todo
caso, una reconvención, si acaso educada, pero una reconvención para que
desistan de su actitud. El verdadero piquete coercitivo es la mirada de
los empresarios y, máxime, en una situación como la actual, de falta de
trabajo.
Finalmente opinamos que el
art. 315.3 es el que debe adaptarse a la Constitución y no al revés, pues
usando el subterfugio de las jurisprudencias sucesivas quieren demoler, poco a
poco, nada menos que un Derecho Fundamental de la Constitución contemplado en
el art. 28, especialmente protegido por el art. 168 puesto que necesita para su
modificación o eliminación la aprobación de 2/3 de los diputados
del Congreso y del Senado. Además, si se aprueba, habría que convocar
elecciones generales, volver a aprobarlo en las nuevas Cortes por el 2/3 y si
llegara el caso que se aprobase, habría que convocar un Referéndum del pueblo
español.
Ante estos hechos, opinamos
que sería un ejercicio de restitución moral y jurídica, inteligente y
justa por parte de la fiscalía y del tribunal, dejar simplemente sin efecto o
absolver de todo delito, a los ocho compañeros procesados de CASA-AIRBUS.
José Alcázar, Tomás García,
Enrique Gil, Rodolfo Malo, Jerónimo Martín, Raúl Hernández, Edgar Martín y
Armando Barco, son plenamente merecedores de esa decisión y de
ese honor.
De todas formas esta sería
una medida transitoria y de urgente aplicación mientras se deroga ese nefasto
apartado tres del artículo 315 del Código penal que, con toda seguridad, se
debiera llevar a cabo en la primera reunión del Congreso de la Diputados,
recién elegido."
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