viernes, 29 de enero de 2016

Es tiempo de recuperar derechos


Es cierto que la situación de la economía a nivel de las grandes cifras macroeconómicas ha cambiado. Con muchas incertidumbres aún, pero todas las previsiones apuntan a crecimientos del PIB tanto en Euskadi como en España por encima del 2,5%.

Sin embargo vemos que esta evolución no lleva aparejada una recuperación del empleo de forma estable y sostenida. Conocido el dato de la EPA del año 2015, es evidente que hay menos paro, pero también que cae la tasa de actividad, repunta la contratación precaria, bajan los salarios medios, se incremente la desigualdad, etc.


Hay que deshacer un mito de forma categórica: que el mero crecimiento de la economía genera más bienestar en la mayoría social. Esto sólo es así, cuando hay canales adecuados para redistribuir la riqueza que se crea. Y en este momento, este no es el caso.
Esos canales adecuados se regulan desde la política y se gobiernan desde la correlación de fuerzas en la sociedad. Por tanto necesitamos política consistente y sociedad organizada, particularmente en las relaciones económicas, por tanto laborales y con un papel fundamental del refuerzo del sindicalismo.

Creo que hay que respetar los tiempos y las incertidumbres en la política. Los partidos, unos y otros, se han adentrado en un territorio inhóspito tras los resultados del 20-D, y es lógico que lo recorran con precaución, con dudas y con incertidumbres. Pero sería malo, muy malo, que cundiera en la población la sensación de que la política ha caído en un tacticismo exagerado. O mejor dicho, que la política se ha convertido en táctica permanente, en campaña electoral continua.

Parece ya lejano el año 2010, donde se iniciaron numerosas las reformas destinadas a favorecer la posición de las empresas, el sector financiero y las rentas altas. Especialmente tras la llegada de Rajoy al poder, se ha provocado una distribución inversa de la riqueza desde una perspectiva ideológica que equipara interés privado del poder económico, con bienestar social. Como decía el magnate Warren Buffet “claro que hay guerra de clases, y la va ganando la mía”.

La recuperación macroeconómica no se produce como consecuencia de las políticas de austeridad, sino pese a ellas y cuando se han relajado algunas en materia monetaria o de tipos de interés, además del viento de cola ligado a los precios de los hidrocarburos o la paridad euro-dólar.

Por tanto la recuperación macro llega cuando la arquitectura social para redistribuir renta se ha desmontado de forma importante. Sobre todo a través de las reformas laborales, lo que afecta a los salarios y las condiciones laborales. También a través de la presión sobre las políticas fiscales y de gasto e inversión públicas, sometidas al escrutinio de los “mercados”.

Toca aprovechar los márgenes de crecimiento para revertir esta situación. Porque la situación política ha cambiado y una importante mayoría social ha dicho democráticamente que NO a las políticas sufridas en estos años. Pero en la vida pocas veces sirve con decir NO. Hay que saber construir alternativas.

Por eso es importante que haya un Gobierno de progreso. La ciudadanía ha votado y desde los resultados de esa votación, toca trabajar a quienes concurren a las elecciones.
Es necesario un Gobierno que se ponga como meta recuperar en cuadro de derechos laborales y sociales. Particularmente importante sería cambiar la orientación de las dos últimas reformas laborales, que tanto han afectado a la negociación colectiva y a la contratación. ¿Derogación? Sí, pero lo más importante es qué modelo laboral se va a constituir después. Y ahí el papel del sindicato debe ser fundamental.

Pensionesley mordaza, artículo 315.3 del Código Penal por el que se encarcela a sindicalistas… son muchas materias a revisar. Por tanto hace falta mucha seriedad y consistencia política, así como recuperar los marcos de diálogo social y por extensión, una forma mucho más participativa de entender la gestión de la cosa pública.

El país necesita una revisión del funcionamiento de las organizaciones que median entre la ciudadanía y las instituciones, fomentar la participación activa, para romper el muro de desafección de las mayorías sociales con el espacio común. Y eso emplaza también a las organizaciones sindicales y particularmente a la mayor organización democrática y de clase de Euskadi y de España que es CCOO.

Y por último cualquier opción progresista tiene que reforzar el vector europeo de su propuesta. Lo vemos con los problemas de la ACB de Sestao, o ante la presión de la comisión europea en la conformación de Gobierno o de aplicar 9.000 millones más de recorte… Si no se democratiza una Europa federal, los márgenes de la política que hemos conocido en los ámbitos que la hemos conocido, se reducen mucho como estamos comprobando dolorosamente. Y si la gente cree que todas las opciones políticas son lo mismo, vuelve la desafección, el pasotismo, sino algo peor.

Todas cuestiones difíciles de trabajar, en un contexto económico aun incierto, con unas corrientes sociales de apariencia volátiles y aún (es una opinión) fundamentalmente reactivas. No, no es fácil construir, y sin embargo es fundamental porque es tiempo de recuperar derechos.


No hay comentarios: