El pasado lunes, Iñaki Garcinuño,
presidente de CEBEK (patronal del territorio de Bizkaia) pronunció una
conferencia en el Fórum Europa. Entre otras muchas cosas defendió un argumento
que me parece equivocado, y que distorsiona la realidad de las relaciones
laborales en Euskadi.
Fue a raíz de la defensa del
documento de Confebask para un nuevo modelo de Relaciones Laborales y el hecho
de que todos los sindicatos vascos hubiéramos criticado ese documento.
Literalmente: “Estrategias sindicales tan polarizadas que obligan a todas las fuerzas
sindicales a desplazarse hacia la radicalidad para no salir descentrados en la
foto”
“Se ejerce mucha presión sobre quien pacta y negocia”
Sobre las reacciones al documento
patronal dice: “Reacciones previsibles
tanto de los que están en el monte como de los que no dejan de mirar hacia el
monte” (para quien no sepa, los del monte serían ELA y LAB, y los que miran
al monte CCOO y UGT…)
La idea fuerza que subyace es que
las críticas de algunos sindicatos, en este caso CCOO, se basan más en el “vértigo” a lo que digan los que no
están por la labor de construir nada y su mensaje de radicalidad, que por la
opinión sincera que podamos tener sobre el documento.
Desalentadora idea, a estas alturas
de la película.
CCOO no opina ni arma su discurso
en función del vértigo de nada ni de nadie. Estamos más que curados de espanto
de los discursos de algunos sindicatos, que camuflan en una aparente
radicalidad su apuesta por disolver un sistema de relaciones laborales que
genere derechos colectivos. Hemos sido, somos y seremos el único contrapeso ideológico
a ese modelo cuyos resultados son disminuir la tasa de cobertura de convenios
colectivos (porcentaje de trabajadores afectados), así como reducir el papel de
interlocutor social del sindicato. El problema es que ese modelo de
sindicalismo y relaciones laborales propio del ideal neoliberal y que hace furor en las escuelas de negocios que suelen surtir ideológicamente a las patronales, se combate en
el discurso pero se fortalece en la praxis. Y en esa praxis no está sólo una
parte del sindicalismo vasco, sino también las patronales vascas.
Si tuviéramos tal vértigo, ni estaríamos en la
mesa de diálogo social ni tendríamos ningún problema para armar un discurso de
radicalidad. Eso es lo más fácil del mundo.
Debieran ser las patronales vascas
un poco más autocríticas y analizarse. Este documento recoge por primera vez la
posición consensuada de todas las territoriales y sectoriales vascas. Lo han
presentado en NOVIEMBRE DEL AÑO 2015.
Qué se dice pronto... Alguien debiera preguntarse si una patronal que no se sitúa
con una línea consensuada hasta esta fecha puede exigir rigor a nadie. 7 años
de crisis, 3 y pico desde la reforma laboral, otros dos desde el famoso 7 de
julio de 2013…
El problema no es el vértigo sindical. Es el ventajismo patronal. Y su
cortoplacismo. El desequilibrio en las relaciones laborales desde la
última reforma laboral ha desincentivado acuerdos, porque la patronal se
considera suficientemente fuerte y desprecia el valor de la autonomía colectiva
de las partes. Debieran pensar si esa sensación de fuerza malentendida (en mi
opinión) no les está llevando a la inacción, y esa inacción a un creciente cuestionamiento
de sus funciones, y de ahí su propia representatividad.
El documento de Confebask se basa
fundamentalmente en enunciar principios y no llega a aterrizar en propuestas
para resolver ninguno de los nudos que atenaza la negociación colectiva y de
forma más amplía el modelo de Relaciones Laborales en Euskadi. A estas alturas de la película, limitarse a
enumerar principios es el peor método para buscar acuerdos, porque los
principios son difícilmente negociables. Por eso los sindicatos, que
también tenemos principios y que no coinciden en modo alguno con los que
expresa Confebask en su documento, nos hemos ofrecido a buscar textos
alternativos siempre que aterricen en medidas útiles para desbloquear la
negociación colectiva.
En otro momento de la intervención
de CEBEK se reproduce lo siguiente:
“Los convenios colectivos han de promover la racionalización de las
estructuras salariales dando entrada a aquellos conceptos que se encuentran
vinculados a productividad y los resultados de las empresas”
“Los convenios debieran disponer de la flexibilidad interna para
facilitar la adaptación competitiva de las empresas manteniendo un adecuado
equilibrio entre flexibilidad y seguridad”
Y continua: “Estas son frases literales del Acuerdo de Negociación Colectiva
firmado por CEOE, CEPYME, CCOO y UGT. Un contenido que allí si se firma y que
de momento aquí resulta imposible de asumir…”
No es bueno hacer cortar y pegar
por donde más le conviene a uno si se quiere hacer lecturas rigurosas de la
realidad.
Se le olvida decir a CEBEK, que ese
ANC recoge unas directrices sobre incremento salarial en los convenios del 1% en 2015 y 1,5% en 2016 (en Euskadi la
media de subida salarial en 2015 está en menos de un 0,7% en este momento).
También recoge una garantía sobre que el cómputo de años 2015-16, el
incremento salarial será superior a la suma de las inflaciones de esos dos años.
Y en efecto, partiendo de ahí, de garantías de incremento salarial que de
forma general provoquen una recuperación del poder de compra de los salarios,
no tenemos ningún problema en hablar de productividad o de salarios variables. A partir de ahí. De hecho esto ya se
hace en empresas con la firma de TODOS los sindicatos vascos.
¿Por qué entonces esa obstinación
patronal a no hablar de IPCs en las mesas de negociación de los convenios
vascos, que llega a veces a la caricatura, y que está contribuyendo a
bloquearlos?
¿Cuándo ha negado CCOO el discurso
de la flexibilidad interna pactada como alternativa a la flexibilidad externa (precariedad-despido
fácil)? Nos hemos aburrido a decirlo en esta crisis, yo mismo en ese mismo foro en el año 2010
No, el problema no es de vértigo ni
de no asumir lenguajes sobre productividad o términos de ese tipo. El problema
es que las patronales vascas están aprovechando la ventaja que les da la
reforma laboral, y desaprovechando la fortaleza que supondría acuerdos desde la
autonomía colectiva de las partes; el problema es que aunque se enfrenten dialécticamente
a ELA o LAB, saben que el frentismo sindical favorece a la patronal y se valen
de él.
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