martes, 25 de septiembre de 2012

Confederalidad en tres botones de muestra



Ni resignación ni fatalismo. Las cosas están difíciles pero hay márgenes para actuar. El problema es que esos márgenes hay que buscarlos, ensancharlos, trabajarlos. Y para eso hacen falta muchas cosas. Entre otras, voluntad.



Ayer 24 de septiembre, se presentó la firma del Convenio de la Construcción de Álava. Suscrito por CC.OO. de Euskadi y UGT. El valor principal de este acuerdo es que evita que el convenio desaparezca en menos de un año. Como se sabe, tras la reforma laboral en aquellos convenios que no se renueven después de un año de su finalización se aplicará el de ámbito superior si lo hubiere y si no, la legislación laboral. A pelo. La situación de desprotección para los trabajadores puede ser inmensa.


 En Arcelor Mittal tras una huelga casi total en varias plantas de todo el Estado la empresa accede a sentarse en una mesa de negociación “sin condiciones previas”. La mesa de negociación para el acuerdo marco contará con los mismos sindicatos que promovieron la movilización. CCOO, UGT, USO, LAB y ELA

Esta mañana se ha producido un encuentro sindical europeo en Madrid. Secretarios Generales de CCOO, UGT, sindicatos portugueses, franceses, alemanes, italianos, belgas, griegos, checos, y representantes de sindicatos polacos, austriacos e irlandeses. Con presencia de la S.General de la Confederación Europea de Sindicatos. Objetivo: promover un posicionamiento sobre un Pacto Social Europeo alternativo al Pacto del Euro que está detrás de la brutal política de recorte impulsada desde la UE. Asimismo trabajar en una movilización general de escala europea.

El sindicalismo confederal parte de la realidad concreta de un peón de obra alavés que puede perder su convenio en cuestión de meses. Enfrenta esa realidad desde una herramienta como es la negociación sectorial. En este caso en Álava.

El sindicalismo confederal que promueve una movilización compartida, de varios centros de trabajo de una empresa, con sindicatos con los que estamos enfrentados en otros ámbitos, pero buscando un mínimo común denominador: una nueva negociación frente a la unilateralidad de la empresa.

El sindicalismo confederal que se esfuerza en abrir nuevas vías, nuevos ámbitos y nuevas alianzas. Allí donde el poder económico y financiero hace tiempo instaló sus reales y chantajea sin pudor la política de los estados anémicos, la financiación de las empresas apalancadas, o el sinvivir de las sociedades sobre-endeudadas.

Las dificultades están ahí. Muchas conocidas. Otras no tanto. Una patronal que de forma irresponsable deja correr al tiempo para ver el efecto de la pérdida de ultraactividad de los convenios y la posibilidad de reducir los salarios de forma generalizada.

Un poder político que asiste impasible por convicción o incapacidad a las consecuencias de la deficiente construcción europea. A los efectos letales de la contracción financiera que destapó las vergüenzas económicas del crecimiento a crédito.

Y para que negarlo, un sindicalismo autarquista, empeñado en la confrontación intersindical. En algún caso apasionado del nuevo modelo-Bañez de relaciones laborales “a la norteamericana” en el que para organizar a la gente hay que evitar solucionarle los problemas desde una perspectiva solidaria y de clase. Crear problemas para tasar las soluciones a precio de mercado.

En ese contexto hoy desarrollamos la acción sindical. Desde la confederalidad. Huyendo de replieges efectistas y populistas. Y desde estos quehaceres propios buscamos convergencia social. Seguimos.

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