Zurekin egunero.
Editorial Biltzar
“Organizarse
en la empresa. Confluir en la sociedad”. Esta frase encabezaba el X
Congreso de CCOO de Euskadi con el que empezábamos 2013. Un año muy intenso en
lo sindical. El nivel de cohesión fue muy alto, sin duda algo imprescindible
para afrontar los retos que teníamos y tenemos por delante.
Están siendo tiempos duros
para las y los trabajadores. Éramos conscientes de las dificultades a las que
se enfrentaba CCOO y en general, el sindicalismo en Euskadi, en España y en
Europa.
- Por un lado unas políticas económicas que conllevan un creciente sufrimiento social. Reducciones en los presupuestos públicos, recortes en servicios básicos para la ciudadanía, reformas destinadas a salvaguardar intereses económicos por encima de las prioridades sociales.
- En materia de negociación colectiva el riesgo cierto de perder la vigencia de los convenios colectivos si su negociación se bloqueaba. Esto puede conllevar una desregulación de derechos conquistados durante muchos años y reducciones salariales.
- Por último hacer frente a un intento que dura ya años de deslegitimar la función de los sindicatos y nuestro papel como valedores de los intereses del mundo del trabajo.
Ante este panorama hemos
desarrollado una acción sindical con varios objetivos. En primer lugar trabajar en alternativas viables sobre el modelo
económico, las políticas frente a la crisis y a favor de la inversión y el
empleo. Es fundamental que en el ámbito europeo se avance en una
integración política que frene los desmanes del sistema financiero. Hay que
volver a gobernar la economía desde la democracia si queremos mantener un
modelo social y un crecimiento sostenible. CCOO como miembro principal delsindicalismo europeo y de la CES está trabajando en alternativas con propuesta
y movilizaciones para los próximos meses. No nos engañemos. Esta batalla parece
lejana pero es clave.
Hace falta una política
fiscal más ambiciosa, que recaude más donde más hay, que no es precisamente en
las nóminas, todas controladas. El impuesto de sociedades, que gravan el
beneficio de las empresas, apenas ha estado entre el 13 y el 16% a lo largo de
la crisis. Cuando se dan políticas de recorte esta situación no es aceptable, y
mucho menos la del fraude fiscal.
Por otro lado hemos hecho un
gran esfuerzo por garantizar la
cobertura de convenio colectivo a las y los trabajadores vascos. Lo hemos
conseguido en función de la representación que esos mismos trabajadores nos
otorgan en las elecciones sindicales y mediante la afiliación. Donde CCOO de
Euskadi es sindicato mayoritario o con una representación suficiente para
formar mayorías sindicales, la gente tiene un convenio colectivo sectorial de
referencia.
Allí donde no tenemos
suficiente presencia los convenios vascos van a desaparecer. Hay una apuesta sindical en ese sentido que
cuenta con el beneplácito patronal. Esos sectores que se quedarán sin convenio,
presentan un gran reto para CCOO. Hacernos fuertes en las empresas organizando
a la gente. Afiliando y representando. Sólo así podemos garantizar acuerdos
para mantener las condiciones laborales. Sólo así en el futuro podremos mejorar
la representación de CCOO para recuperar los convenios sectoriales.
En el plano social el sindicato debe abrirse a otros movimientossindicales y sociales. Hemos trabajado de forma conjunta con plataformas y
cumbres sociales. Se están modificando el sistema de protección social y el
propio modelo de sociedad. También el sistema de libertades y derechos cívicos.
Ante esto hay que tejer alianzas en defensa de los servicios públicos, la
sanidad, la justicia, la enseñanza, la dependencia, etc.
Y por último pero no menos
importante debemos poner en valor elpapel y la función de CCOO. No es la primera vez que se intenta destruir la
imagen y el prestigio de las organizaciones sindicales. Necesitamos mejorar nuestra
explicación de lo que somos y lo que hacemos. Ser transparentes.
Organizar a la gente, a los
y las trabajadoras nunca ha sido una tarea sencilla ni bien vista por
determinados poderes económicos, políticos y mediáticos. En un momento de
crisis, con menos riqueza por tanto, la pugna por los recursos se hace más dura
que nunca. Las organizaciones sindicales y en particular CCOO, somos
responsables de que más de medio millón de personas en Euskadi y más de 13
millones a nivel estatal hayan tenido un convenio colectivo de referencia.
Hemos conseguido
salvaguardar un sistema de pensiones con más de 9 millones de personas
afectadas. Medidas de igualdad de género, atención a la dependencia y muchas
cuestiones más, no se explican sin la participación del sindicato.
En un momento de
deconstrucción del modelo social les sobramos. Los sindicatos y nuestros cauces
de actuación, poder e influencia. ¿Cómo disminuir los salarios? ¿Cómo
deteriorar el sistema de pensiones o los servicios públicos?¿Cómo deteriorar la
confianza de la gente en su capacidad de organización colectiva?
Desprestigiando la herramienta. El sindicato, la negociación colectiva, la
interlocución social.
En esta lógica se engloban
muchas de las campañas de desprestigio a los sindicatos y los sindicalistas. Lo
sabemos porque siempre fue así. En la clandestinidad y en la democracia.
Pero no sirve con acusar de
campañas más o menos orquestadas. Tenemos que ser útiles, ser ejemplares. La
acción sindical es una opción ética entre otras cosas. Una opción por la
justicia social, la democracia también en la empresa, la distribución
equitativa de la riqueza, la unión que hace la fuerza porque desunidos,
individualizados, la gente del trabajo somos más débiles. Toca llevar la
contraria. Estar más unidas, ser más y mejores. Para eso somos CCOO.
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