lunes, 16 de mayo de 2011

Los trabajadores al rescate de Europa (El Correo, 16-05-11)


Artículo publicado en El Correo, 16-05-11

Atenas acoge del 16 al 19 de mayo el XII Congreso de la Confederación Europea de Sindicatos (CES). El principal foro del sindicalismo europeo se reúne en un momento especialmente complejo y difícil tanto para el sindicalismo como para el proyecto de integración económica y política transnacional que es la Unión Europea.

Para salvar al sistema financiero de la quiebra y evitar la caída en una profunda depresión, los gobiernos de los principales países del mundo, desarrollados y emergentes, reunidos en el G-20 en 2008 y 2009, establecieron como prioridades la reactivación de la demanda y el comercio mundiales, la recuperación del empleo y la protección de los desempleados y una nueva regulación del sistema financiero para evitar crisis futuras.

Pero el pasado mes de mayo todo cambió. El Consejo y la Comisión europea dieron un giro radical a su política, abandonando aquellos compromisos y estableciendo como único objetivo de la acción de los gobiernos la reducción de los niveles de déficit público y de deuda pública, para alcanzar en un plazo breve los parámetros marcados en el Pacto de Estabilidad. Las reuniones de 2010 del G-20 fracasaron y su discurso se reorientó, con contradicciones, hacia posiciones conservadoras. El contraataque del poder financiero mundial, recuperado tras su salvación por los gobiernos y el dinero público, empezó a surtir efecto.


Los nuevos instrumentos de gobierno económico de la UE, el plan de gobernanza y el pacto por el euro, profundizan la orientación conservadora y neoliberal. La filosofía de las reformas exigidas es clara: recortar los derechos sociales para disminuir el gasto público y debilitar la negociación colectiva y el poder sindical para deflactar salarios y precarizar los mercados laborales. La armonización fiscal, imprescindible en la zona euro y para concebir cualquier alternativa de reducción de los déficits públicos y de salida de la crisis que se base en un reparto mínimamente justo de sus cargas, apenas se menciona.

Nunca en la historia de Europa se habían promovido, desde sus instituciones, unas políticas tan conservadoras y socialmente injustas, con influencia decisiva en los ámbitos nacionales. Y, como demuestra la continuidad de la recesión en Grecia e Irlanda, la recaída en ella de Portugal y el estancamiento de España y otros países, las políticas de ajuste y recortes no solo son injustas, además son erróneas. Deprimen fuertemente la demanda interna, el crecimiento y el empleo y con ello no permiten alcanzar los objetivos de reducción de los déficits. Además están conduciendo a un desapego de la ciudadanía del proyecto europeo y a una profunda crisis política de la UE.
El pasado año Europa vivió importantes procesos de movilización general de los trabajadores, incluidas huelgas generales, en al menos 10 países, otras de menor impacto en otros tantos, y dos jornadas de acción europeas convocadas por la CES. En 2011 ha habido acciones contra los recortes laborales y sociales en Reino Unido, Italia, etc. La amplitud de la protesta sindical ha sido notable, debiendo mejorar nuestra capacidad de convergencia en los ámbitos internacionales. España es uno de los pocos países en los que las movilizaciones han permitido alcanzar un acuerdo general tripartito aceptable, siendo fundamental mantener y reforzar una capacidad contractual del sindicalismo frente a la acción unilateral de los gobiernos.

Este es el contexto del Congreso de Atenas, cuyo proyecto de programa mantiene lo aprobado en el anterior de Sevilla, sobre el objetivo de crear un marco de relaciones laborales y sociales europeo. Se centra en propuestas alternativas a las políticas impulsadas por las instituciones y los gobiernos de la UE. Entre ellas, un Fondo Monetario Europeo y la emisión de eurobonos para la estabilidad financiera y una más eficaz y solidaria gestión de la crisis de las deudas soberanas. Nueva regulación del sistema financiero e implantación de un impuesto a las transacciones financieras. Volver a hacer de la recuperación del crecimiento y la creación de empleo objetivos prioritarios de la política económica; plan europeo de inversiones de un valor equivalente al 1% del PIB. Gobierno económico de la UE que incluya fiscalidad, políticas industriales, energéticas y medioambientales y que se plantee reducir los déficits públicos mediante el reparto de cargas y el acuerdo social. Defensa del modelo social europeo y sus servicios públicos de calidad. Cambiar el modelo económico hacia una economía verde con una 'transición justa'.

La principal crítica al texto es que no avanza en la construcción de una estrategia de acción sindical europea y que permita ir creando una correlación de fuerzas más favorable para el sindicalismo y los trabajadores europeos ante los enormes desafíos que tienen. Desde la experiencia larvada en Euskadi, donde tenemos el hándicap de que la confrontación intersindical es la prioridad de una parte del sindicalismo vasco, CC OO va a llevar este debate a Atenas, donde también deberá elegirse una nueva dirección. Ignacio Fernández Toxo es candidato a la presidencia.

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