miércoles, 11 de julio de 2012

El chocolate del loro del ajuste de Rajoy


Es bochornoso verles aplaudir y jalear las referencias a los concejales, a los "liberados" sindicales, a los funcionarios. Es vergonzoso porque las medidas respecto a estos colectivos son el chocolate del loro económico de lo anunciado hoy por Rajoy comparado con la subida del IVA, la reducción de la prestación por desempleo o la reducción de cotizaciones sociales. Chocolate del loro económico pero no político por el mensaje subliminal que sigue transmitiendo.

Es sonrojante que cuando se plantean unas medidas justificadas en los no-márgenes de la dependencia europea; cuando el más zote intuye que estamos ante una intervención en la que se ha pactado la escenificación de las condiciones; cuando el deterioro de la legitimidad democrática se abre paso en crecientes sectores de la sociedad, un montón de Señorías (todos "liberados" políticos, muchos empleados públicos) ensañen las palabras de Rajoy con aplausotes de mozo akalimochado cuando arrean con una vara los cuartos traseros de un toro en un encierro.

El Pacto Fiscal que amenaza con ahogarnos. El recorte, el ajuste, la consolidación... Neolengua para ocultar que la política anti-crisis ni es política ni es anti-crisis. Es salvaguarda de los intereses de los acreedores para evitar su quiebra o procurarles retornos económicos que reproduzca el esquema ¿Con qué condiciones? ¿O también las ponen ellos?

Los desequilibrios fiscales provocados por la crisis y las erráticas políticas de ingresos y de impuestos. No se mutualizan ni se comparten los riesgos. No se proteje las partes débiles de la cadena y así evitar caer en manos de mercados parasitarios. Se debilita la cadena en la recesión económica. No hubo problemas en reforzarla en la expansión en base a ahorro y capital acumulado que en forma de crédito hinchó las velas de la burbuja inmobiliario-financiera.

Tras la prosa literaria de post-guerra para crear un gran país europeo la política ha dejado paso a gerentes. Queremos fortalecer un país con alma de muchas almas. Nos quieren imponer una empresa de gestión monogestionada.

La empresa no necesita democracia, complejidad institucional, legitimidades cruzadas, espacios de concertación. Necesita consejo de adminstración, verticalidad, gerente de puro y fútbol. Los gerentes de países en la España donde el liberalismo es un libro de Tocqueville para calzar la pata coja de un armario viejo, siempre terminan siendo un cirujano de hierro.

Por eso aplauden como acémilas cuando nombran sus demonios: sindicatos, concejales por restos, igualdad a través de lo público. Para así no tener que ovacionar el incremento de precios para ciudadanos con millones de parados y pobres, la reducción de desempleo para acogotar a los parados que no encuentran el empleo destruído, la bomba de relojería en el sistema público de pensiones.

Fuera tenéis otro demonio. De negro y cara negruzca y camisa roja y rota. “Santa Bárbara bendita...”

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