El panorama laboral y social es sombrío. El paro, el deterioro del empleo, la parálisis de los convenios colectivos generan inseguridad, recelo y miedo. Por otro lado el descrédito de lo común, de lo público, de lo político, de lo organizado, está provocando desafección, hastío, descreimiento.
Mal cocktail. Explosivo. Y tal explosividad no necesariamente tiene que ir en el sentido de forzar un cambio social que tienda a mayor justicia, equidad, profundidad democrática. Más bien al contrario, en tiempos de crisis las mudanzas que los jesuitas no recomendaban hacer, suelen conducir a malos puertos.
Pero no caben resignaciones. En la primera reunión de la Comisión Ejecutiva de CC.OO. de Euskadi hemos aprobado una propuesta sindical, ERAIKITZEN, que pretende poner bases distintas en algunas cosas que están pasando. Sí, ya sé que sin cambios globales en la orientación de las políticas pocos márgenes tenemos. Pero esos márgenes hay que ensancharlos, y los cambios globales hay que forzarlos desde actuaciones concretas.
Por eso hemos puesto sobre la mesa una propuesta fiscal. Ya conocida y por eso no la voy a reiterar. Pretende mejorar los ingresos en un momento el que se anuncian recortes en gasto público que, digan lo que nos quieran decir, afectarán a los servicios públicos básicos. También en Euskadi.
Hemos puesto sobre la mesa una propuesta sobre convenios colectivos. Que pretende equilibrar lo que la reforma laboral del Gobierno desequilibró de forma radical. La pérdida de vigencia de los convenios puede derribar derechos adquiridos durante años. Las facilidades de no aplicación de los convenios puede crear una ley de la selva laboral.
Hemos hecho la propuesta a la patronal y a las instituciones. Hablemos, desbloqueemos los aspectos que hacen que no se firmen convenios, por tanto que se pierda poder adquisitivo, que no haya certezas, ni actividad económica.
Además vamos a trasladar a las empresas resoluciones y mociones. Para que la gente sepa la que se viene encima y se organice. Y también para que en el ámbito de la empresa, el empresario de carne y hueso le diga a sus organizaciones representativas que la anarquía laboral, la competencia desleal vía ajuste salarial no es el camino. Nos consta que muchos empresarios están preocupados ante ese escenario.
Paralelamente, a la vez que se hace propuesta, vamos a ir preparando la protesta. La movilización que empresa a empresa, sector a sector se planteará si nuestras invitaciones al diálogo sobre los convenios caen en saco roto.
Y hemos planteado una iniciativa social novedosa en el mundo sindical. Pretendemos crear una red entre nuestra afiliación y distintas iniciativas sociales. Iniciativas que han surgido en el campo del consumo, el ahorro o la inversión alternativa y socialmente responsable y sostenible. Iniciativas sobre producción energética limpia, producción de alimentos en circuitos de proximidad. Buenas ideas que se han echado a andar y a veces tiene problemas para difundir sus actuaciones, sus productos o sus servicios.
También asociaciones que impulsan capacitación cívica y social. A consumidores, usuarios de banca, afectados por contratos de adhesión abusivos, hipotecas que terminan desahuciando…
Y ¿por qué no? Huyendo de viejos esquemas hegemonistas, ofrecer nuestro bagaje que es mucho y cualificado a asociaciones de jóvenes y o sindicatos de estudiantes, o asociaciones de vecinos, o pensionistas. No para sustituirles sino para ofrecerles el conocimiento acumulado de sindicalistas con experiencia que saben como el que más de seguridad social, de salud laboral, de realidad en el mundo del trabajo etc.
Para que nuestra afiliación refuerce lazos de identidad, sentido de lo común, de lo alternativo. Y también para fortalecer al que toma iniciativa social. Al que piensa que la ciudadanía se ejerce y se mejora compartiendo conocimiento y no compitiendo, a veces desde el desconocimiento.
Esta crisis endemoniada que amenaza con llevarse tanto por delante no nos puede paralizar. No nos va a paralizar.
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