Sábado 1 de junio. En un debate televisivo, Percival Manglano, antiguo
Consejero de Economía de la Comunidad de Madrid, repitió del orden de media
docena de veces que el problema de la economía es que “las empresas son las que crean empleo, y no los sindicatos ni los
políticos, y por tanto hay que darlas todas las facilidades para hacerlo”. En
síntesis.
La impresión que me dio, y hoy contrastada Google mediante, es que estamos ante un
liberalote de la factoría Aguirre. Es decir de un liberalismo que pretende
erigirse en un lobby de pensamiento ideológico a base de consignazos, práctica
económica en las antípodas de lo que predica, y eso sí, dispuesto a marcarse un
chotis ante una cámara en cuanto algún incauto/a descuida el ladrillo…
En todo caso, y más allá del tal Percival, la frasecita de
marras se las trae porque tiene todo un trasfondo ideológico detrás. Han
conseguido a base de repetir el mantra mil veces que, en efecto, pueda instalarse en
el disco duro de la gente, en los sobreentendidos de pensamiento popular, que
las empresas (“y no los sindicatos, ni
los políticos”) son las que crean empleo. Una especie de economicismo de oferta que sitúa a la empresa y al empresario como
vértices únicos de la generación de valor, y al resto de instituciones sociales y
públicas como rémoras a laminar.
¿Qué es lo que crea el empleo? Una conjunción de distintos
factores que genera condiciones en las que se desarrollen proyectos destinados
a producir bienes y servicios, bien sea por interés colectivo bien por una
perspectiva de rentabilidad (empresas). Y el desarrollo de esos proyectos, claro.
En primer lugar crea empleo la existencia de una demanda
solvente. Y existe una demanda solvente cuando se ha promovido una distribución
de la riqueza generada que hace que la población pueda acceder a los bienes y
servicios que producen las empresas.
Y la demanda solvente en una sociedad se construye ante todo
de rentas salariales y prestaciones contributivas o asistenciales. Las primeras
se asignan en nuestro entorno a través de pactos colectivos que acuerdan
empresarios y ¡ay Manglano! organizaciones
representativas de trabajadores. Sindicatos. Esa asignación de rentas (salario,
excedente empresarial, inversión…) de forma regular es un componente básico de
la demanda agregada que genera actividad empresarial y empleo.
La demanda solvente la construye también la certeza en que
determinadas contingencias en las vida de las personas tienen una cobertura
razonable y cierta. Que en un salario medio de este país, una persona haya
sabido que iba a tener una renta (pensión) que de media ha cubierto el 84% de
su último salario en activo, genera certidumbres de ahorro, inversión o gasto. Que
tenga una protección ante la enfermedad y sus posibles tratamientos libera una
renta disponible que de otra manera tendría que proveer ante el riesgo a la
enfermedad y la inactividad. Y esto, amigo Percival, es actividad y es empleo.
Y por cierto, también han sido sindicatos en este país principales actores en
este modelo de pensiones, y amplios consensos políticos en el de los sistemas
de protección de contingencias.
En la creación de empleo, amigo Manglano, tienen mucho que
ver la universalización de un sistema de educación público que cumple, entre
otras, la función de cualificar a las personas para poder ejercer una labor profesional.
Si las empresas tuvieran que internalizar
ese costo formativo, ya me contarías el empleo que iban a crear. Y aunque
algunos os podías haber ilustrado en el Runnymede
College o en la Sorbonne o en la Johns
Hopkins University, el valor cualitativo de un país lo da la extensión y calidad
de su sistema público. Y dicho como licencia, para este viaje, no te hacían
falta tantas alforjas…
Hablando de internalizar o externalizar costos. No hay
empresa ni empleo que valga, sin unas infraestructuras físicas, de
comunicación, energéticas etc. Cuando ayer decías de forma casi literal,
imprudente Percival, que “a santo de qué alguien
que no quiere que su hijo vaya a la universidad tiene que subvencionarle (sic)
vía impuestos a otro que si quiere ir”, me preguntaba yo si alguien que no
tiene coche tiene que pagar la construcción de carreteras o autopistas; o
puertos marítimos el que no tiene barcos; o vías férreas el que no va en tren… por los que las empresas deslicen sus
productos, sus camiones o sus servicios. Que lo paguen ellas, y verás el empleo
que crean.
Meloncito Percival. Lo pagamos entre todos (y unos más todos
que otros) porque nos dotamos de un contrato social, una especie de entente más
o menos compartida sobre el modelo de sociedad en que queremos vivir. Ese que amenazáis
con romper por la vía de los hechos, y que algunos como tú, tratáis de
teorizar. De una forma muy torpe, por cierto.
Da un poco de pudor tener que reflexionar sobre según que
cosas a estas alturas de la película, pero es lo que tiene meter en prime-time a un liberal español, ese
cuasi oxímoron…
1 comentario:
Entre todas las barbaridades(porque pretende devolvernos a una época de barbarie) que dijo este señor, de lo más hipócrita fue su defensa de las PYMES, cuando en este país pagan de media muchos más impuestos que las grandes empresas. El debate desde luego merece la pena verlo: http://www.youtube.com/watch?v=SofbT_OgJiQ
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