Este artículo está suscrito por Santi Bengoa, Josu Onaindi y Unai Sordo, secretarios generales de CCOO de Euskadi desde el año 1987 hasta la actualidad
La actual política del Gobierno sobre la situación terminal de ETA
y la consiguiente normalización política en Euskadi es un disparate.
Los anuncios hechos en las últimas semanas sobre la
disposición del colectivo de presos a tomar una estrategia distinta, deben ser
el penúltimo paso para la desaparición de ETA.
Este momento es histórico para el país y viene precedido de
otros momentos históricos. Fundamentalmente el anuncio del fin de ETA y como se
ha ido concretando este final. Sin ejercer ningún tipo de interlocución sobre cuestiones políticas y sin ninguno de sus objetivos
logrados. Eso es un logro y un activo indiscutible de la democracia y de la
sociedad.
Este momento debe ir acompañado de políticas inteligentes
que contribuyan a dar el carpetazo a un periodo negro de nuestra historia, y
pongan las bases de una convivencia futura en Euskadi. No debemos resignarnos a
actuaciones en claves de pasado, sino mirar al futuro para trabajar por una
sociedad más integrada.
No es de recibo poner palos en las ruedas, ni dar vueltas de
tuerca en la política penitenciaria en este momento. Tampoco de prohibir
manifestaciones que todo el mundo sabe que no van a tener nada que ver con
apologías de nada. Es insoportable la frivolización con el cuestionamiento de
derechos fundamentales en esta ola de neo-autoritarismo.
Más allá de quien convoque o deje de convocar la
manifestación del sábado 11 de enero, es obvio que va a ser masiva y va a ser
una expresión del rechazo al enrocamiento del Gobierno, que actúa atendiendo a
vaya usted a saber qué urgencias propias. Muchas personas militantes de CCOO
van a acudir a esa manifestación, como no puede ser de otra forma.
Nadie va a enseñarnos a algunos el significado de defender
los derechos humanos, el acuerdo y la paz. Son ADN de CCOO de Euskadi que ha defendido
siempre, a veces en circunstancias muy adversas, a veces casi en solitario.
Algunos siempre hemos defendido todos los derechos humanos sin relativizarlos
como expresiones de conflictos; siempre hemos hablado de la necesidad del acuerdo entre distintos como forma de
entender la convivencia en un país plural, sin apelar al bloqueo ni a la
acumulación de fuerzas; siempre hemos defendido la paz como elemento pre-político para la convivencia.
Euskadi va a avanzar en su camino, en nuestro camino, y
creemos que ningún interés espurio va a descarrilar este viaje sin retorno.
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