domingo, 2 de junio de 2013

"El empleo lo crean las empresas.Ni los sindicatos ni los políticos"


Sábado 1 de junio. En un debate televisivo, Percival Manglano, antiguo Consejero de Economía de la Comunidad de Madrid, repitió del orden de media docena de veces que el problema de la economía es que “las empresas son las que crean empleo, y no los sindicatos ni los políticos, y por tanto hay que darlas todas las facilidades para hacerlo”. En síntesis.

La impresión que me dio, y hoy contrastada Google mediante, es que estamos ante un liberalote de la factoría Aguirre. Es decir de un liberalismo que pretende erigirse en un lobby de pensamiento ideológico a base de consignazos, práctica económica en las antípodas de lo que predica, y eso sí, dispuesto a marcarse un chotis ante una cámara en cuanto algún incauto/a descuida el ladrillo…

En todo caso, y más allá del tal Percival, la frasecita de marras se las trae porque tiene todo un trasfondo ideológico detrás. Han conseguido a base de repetir el mantra  mil veces que, en efecto, pueda instalarse en el disco duro de la gente, en los sobreentendidos de pensamiento popular, que las empresas (“y no los sindicatos, ni los políticos”) son las que crean empleo. Una especie de economicismo de oferta  que sitúa a la empresa y al empresario como vértices únicos de la generación de valor, y al resto de instituciones sociales y públicas como rémoras a laminar.

¿Qué es lo que crea el empleo? Una conjunción de distintos factores que genera condiciones en las que se desarrollen proyectos destinados a producir bienes y servicios, bien sea por interés colectivo bien por una perspectiva de rentabilidad (empresas). Y el desarrollo de esos proyectos, claro.

En primer lugar crea empleo la existencia de una demanda solvente. Y existe una demanda solvente cuando se ha promovido una distribución de la riqueza generada que hace que la población pueda acceder a los bienes y servicios que producen las empresas.

Y la demanda solvente en una sociedad se construye ante todo de rentas salariales y prestaciones contributivas o asistenciales. Las primeras se asignan en nuestro entorno a través de pactos colectivos que acuerdan empresarios y ¡ay Manglano! organizaciones representativas de trabajadores. Sindicatos. Esa asignación de rentas (salario, excedente empresarial, inversión…) de forma regular es un componente básico de la demanda agregada que genera actividad empresarial y empleo.

La demanda solvente la construye también la certeza en que determinadas contingencias en las vida de las personas tienen una cobertura razonable y cierta. Que en un salario medio de este país, una persona haya sabido que iba a tener una renta (pensión) que de media ha cubierto el 84% de su último salario en activo, genera certidumbres de ahorro, inversión o gasto. Que tenga una protección ante la enfermedad y sus posibles tratamientos libera una renta disponible que de otra manera tendría que proveer ante el riesgo a la enfermedad y la inactividad. Y esto, amigo Percival, es actividad y es empleo. Y por cierto, también han sido sindicatos en este país principales actores en este modelo de pensiones, y amplios consensos políticos en el de los sistemas de protección de contingencias.

En la creación de empleo, amigo Manglano, tienen mucho que ver la universalización de un sistema de educación público que cumple, entre otras, la función de cualificar a las personas para poder ejercer una labor profesional.  Si las empresas tuvieran que internalizar ese costo formativo, ya me contarías el empleo que iban a crear. Y aunque algunos os podías haber ilustrado en el Runnymede College o en la Sorbonne o en la Johns Hopkins University, el valor cualitativo de un país lo da la extensión y calidad de su sistema público. Y dicho como licencia, para este viaje, no te hacían falta tantas alforjas…

Hablando de internalizar o externalizar costos. No hay empresa ni empleo que valga, sin unas infraestructuras físicas, de comunicación, energéticas etc. Cuando ayer decías de forma casi literal, imprudente Percival, que “a santo de qué alguien que no quiere que su hijo vaya a la universidad tiene que subvencionarle (sic) vía impuestos a otro que si quiere ir”, me preguntaba yo si alguien que no tiene coche tiene que pagar la construcción de carreteras o autopistas; o puertos marítimos el que no tiene barcos; o vías férreas el que no va en tren…  por los que las empresas deslicen sus productos, sus camiones o sus servicios. Que lo paguen ellas, y verás el empleo que crean.

Meloncito Percival. Lo pagamos entre todos (y unos más todos que otros) porque nos dotamos de un contrato social, una especie de entente más o menos compartida sobre el modelo de sociedad en que queremos vivir. Ese que amenazáis con romper por la vía de los hechos, y que algunos como tú, tratáis de teorizar. De una forma muy torpe, por cierto.

Da un poco de pudor tener que reflexionar sobre según que cosas a estas alturas de la película, pero es lo que tiene meter en prime-time a un liberal español, ese cuasi oxímoron…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Entre todas las barbaridades(porque pretende devolvernos a una época de barbarie) que dijo este señor, de lo más hipócrita fue su defensa de las PYMES, cuando en este país pagan de media muchos más impuestos que las grandes empresas. El debate desde luego merece la pena verlo: http://www.youtube.com/watch?v=SofbT_OgJiQ