La nueva regulación de la negociación colectiva persigue una devaluación salarial como forma teórica de mejorar la posición competitiva de las empresas. CCOO no compartimos este modelo de vuelo corto. Escasamente va a mejorar la competitividad de la economía, y por contra va a tener unas consecuencias claras en la caída de la demanda interna. Y eso tiene un efecto sobre el empleo, las cotizaciones o los ingresos fiscales.
Esta estrategia, equivocada en el
conjunto del estado, en Euskadi es un disparate. El sector exterior vasco que
compite globalmente, es el que mejor ha soportado la crisis. Si ahora se resiente
es por la segunda recesión en el conjunto de las economías de nuestro entorno,
añadido al deterioro de la demanda interna y al bloqueo del crédito. No por una
repentina pérdida de competitividad motivada por el coste laboral.
¿Cómo se pretende devaluar
salarialmente el país? Fundamentalmente quebrando la espina dorsal de la
distribución de riqueza en las empresas: la negociación colectiva en general y
el convenio colectivo sectorial en particular.
La pérdida de la ultraactividad si en un año no se
renueva el convenio pretende condicionar las negociaciones y poner en riesgo la
propia pervivencia de los convenios. La mayor facilidad para dejar de aplicar
lo pactado debilita el conjunto de los convenios y especialmente a los no
renovados y a los múltiples pactos de empresa, tan comunes en Euskadi. La
prioridad de aplicación del convenio de empresa abre la puerta a una reducción
salarial.
Para entender la dimensión de
todo esto es bueno aportar algún dato. En Euskadi el 95% de las empresas son pequeñas
o muy pequeñas. El 12% de las personas trabajan en empresas con menos de 6
asalariados (donde no es posible elegir representación sindical). El 30% en
empresas de 50 ó menos empleadas/os (pueden elegir representantes pero no
Comités de Empresa). El 35% lo hacen en empresas de más de 250 trabajadores.
La tasa de cobertura de convenios
colectivos es alta. En torno al 80% de los y las asalariadas tienen un convenio
colectivo de aplicación.
Más de las tres cuartas partes, convenios sectoriales
(muchas veces complementados con pactos de empresa) y el resto por convenios de
empresa. Esta tasa de cobertura se ha consolidado a lo largo de los años por la
existencia de un modelo sindical de clase que ha suscrito convenios que
protegían a la inmensa mayoría de la clase trabajadora vasca. En los años
previos a la reforma, CCOO y UGT en torno al 90% de los trabajadores afectados
por los convenios donde tenemos presencia, LAB cerca del 60%. En contraste ELA,
siendo quien más convenios firma, se sitúa en una tasa de cobertura inferior al
40% de los asalariados sobre los que ejerce presencia (datos CRL).
Por otro lado se va a dar un
previsible incremento de la afiliación sindical ante el escenario de
incertidumbre que se cierne sobre los trabajadores. Puede tener bastantes visos
de realidad un pronóstico parecido a este: si no hacemos nada, la tasa de
cobertura de convenio caerá de forma importante. La tasa de afiliación sindical
aumentará en el largo plazo de forma importante. El modelo Thatcher no eliminó a los sindicatos, cambió su función pero hoy
son de los más potentes afiliativamente en Europa.
En el lado sindical hay quien
está haciendo sus planes de negocio también. Plantear que se puede corregir
esta inercia de caída salarial desde el convenio de empresa es tomar el pelo a
la gente. No es cierto que el convenio de empresa blinde de la reforma laboral
y el sectorial no, como no es cierto que haya ninguna incompatibilidad entre
firmar los convenios sectoriales y luego abordar negociaciones en la empresa. Es
falso que los convenios sectoriales pasen a ser una especie de recomendación.
Siguen siendo normativos y ELA está mintiendo a la gente. Eso es una campaña publicitaria
para captar clientes.

Y por supuesto resolver la
negociación pendiente que amenaza de aquí a diciembre a medio millón de
trabajadoras/es con muchísimas incertidumbres.
Cada uno tendrá que saber a qué
juega. A los empresarios les han contado una película parcial, el guión amable
para sus intereses, de la nueva situación. Los sindicatos estamos en una
encrucijada que el tiempo acabará por calificar. Apostar por un modelo de
cobertura amplía y solidaria de convenios sectoriales y de empresa, o de
cobertura baja que genere desprotección a los trabajadores por interés
corporativo y afiliativo.
La intensidad, duración y
recuperación de la caída salarial en Euskadi dependerá de la estructura de
convenios que seamos capaces de mantener y de la implantación sindical de cada
modelo. Mañana puede ser tarde.
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