martes, 1 de diciembre de 2015

Garcinuño se equivoca


El pasado lunes, Iñaki Garcinuño, presidente de CEBEK (patronal del territorio de Bizkaia) pronunció una conferencia en el Fórum Europa. Entre otras muchas cosas defendió un argumento que me parece equivocado, y que distorsiona la realidad de las relaciones laborales en Euskadi.

Fue a raíz de la defensa del documento de Confebask para un nuevo modelo de Relaciones Laborales y el hecho de que todos los sindicatos vascos hubiéramos criticado ese documento.


Literalmente: “Estrategias sindicales tan polarizadas que obligan a todas las fuerzas sindicales a desplazarse hacia la radicalidad para no salir descentrados en la foto”

“Se ejerce mucha presión sobre quien pacta y negocia”

Sobre las reacciones al documento patronal dice: “Reacciones previsibles tanto de los que están en el monte como de los que no dejan de mirar hacia el monte” (para quien no sepa, los del monte serían ELA y LAB, y los que miran al monte CCOO y UGT…)

La idea fuerza que subyace es que las críticas de algunos sindicatos, en este caso CCOO, se basan más en el vértigo a lo que digan los que no están por la labor de construir nada y su mensaje de radicalidad, que por la opinión sincera que podamos tener sobre el documento.

Desalentadora idea, a estas alturas de la película.

CCOO no opina ni arma su discurso en función del vértigo de nada ni de nadie. Estamos más que curados de espanto de los discursos de algunos sindicatos, que camuflan en una aparente radicalidad su apuesta por disolver un sistema de relaciones laborales que genere derechos colectivos. Hemos sido, somos y seremos el único contrapeso ideológico a ese modelo cuyos resultados son disminuir la tasa de cobertura de convenios colectivos (porcentaje de trabajadores afectados), así como reducir el papel de interlocutor social del sindicato. El problema es que ese modelo de sindicalismo y relaciones laborales propio del ideal neoliberal y que hace furor en las escuelas de negocios que suelen surtir ideológicamente a las patronales, se combate en el discurso pero se fortalece en la praxis. Y en esa praxis no está sólo una parte del sindicalismo vasco, sino también las patronales vascas.

Si tuviéramos tal vértigo, ni estaríamos en la mesa de diálogo social ni tendríamos ningún problema para armar un discurso de radicalidad. Eso es lo más fácil del mundo.

Debieran ser las patronales vascas un poco más autocríticas y analizarse. Este documento recoge por primera vez la posición consensuada de todas las territoriales y sectoriales vascas. Lo han presentado en NOVIEMBRE DEL AÑO 2015. Qué se dice pronto... Alguien debiera preguntarse si una patronal que no se sitúa con una línea consensuada hasta esta fecha puede exigir rigor a nadie. 7 años de crisis, 3 y pico desde la reforma laboral, otros dos desde el famoso 7 de julio de 2013…

El problema no es el vértigo sindical. Es el ventajismo patronal. Y su cortoplacismo. El desequilibrio en las relaciones laborales desde la última reforma laboral ha desincentivado acuerdos, porque la patronal se considera suficientemente fuerte y desprecia el valor de la autonomía colectiva de las partes. Debieran pensar si esa sensación de fuerza malentendida (en mi opinión) no les está llevando a la inacción, y esa inacción a un creciente cuestionamiento de sus funciones, y de ahí su propia representatividad.

El documento de Confebask se basa fundamentalmente en enunciar principios y no llega a aterrizar en propuestas para resolver ninguno de los nudos que atenaza la negociación colectiva y de forma más amplía el modelo de Relaciones Laborales en Euskadi. A estas alturas de la película, limitarse a enumerar principios es el peor método para buscar acuerdos, porque los principios son difícilmente negociables. Por eso los sindicatos, que también tenemos principios y que no coinciden en modo alguno con los que expresa Confebask en su documento, nos hemos ofrecido a buscar textos alternativos siempre que aterricen en medidas útiles para desbloquear la negociación colectiva.

En otro momento de la intervención de CEBEK se reproduce lo siguiente:

“Los convenios colectivos han de promover la racionalización de las estructuras salariales dando entrada a aquellos conceptos que se encuentran vinculados a productividad y los resultados de las empresas”

“Los convenios debieran disponer de la flexibilidad interna para facilitar la adaptación competitiva de las empresas manteniendo un adecuado equilibrio entre flexibilidad y seguridad”

Y continua: “Estas son frases literales del Acuerdo de Negociación Colectiva firmado por CEOE, CEPYME, CCOO y UGT. Un contenido que allí si se firma y que de momento aquí resulta imposible de asumir…”

No es bueno hacer cortar y pegar por donde más le conviene a uno si se quiere hacer lecturas rigurosas de la realidad.

Se le olvida decir a CEBEK, que ese ANC recoge unas directrices sobre incremento salarial en los convenios del 1% en 2015 y 1,5% en 2016 (en Euskadi la media de subida salarial en 2015 está en menos de un 0,7% en este momento). También recoge una garantía sobre que el cómputo de años 2015-16,  el incremento salarial será superior a la suma de las inflaciones de esos dos años. Y en efecto, partiendo de ahí, de garantías de incremento salarial que de forma general provoquen una recuperación del poder de compra de los salarios, no tenemos ningún problema en hablar de productividad o de salarios variables. A partir de ahí. De hecho esto ya se hace en empresas con la firma de TODOS los sindicatos vascos.

¿Por qué entonces esa obstinación patronal a no hablar de IPCs en las mesas de negociación de los convenios vascos, que llega a veces a la caricatura, y que está contribuyendo a bloquearlos?

¿Cuándo ha negado CCOO el discurso de la flexibilidad interna pactada como alternativa a la flexibilidad externa (precariedad-despido fácil)? Nos hemos aburrido a decirlo en esta crisis, yo mismo en ese mismo foro en el año 2010 

No, el problema no es de vértigo ni de no asumir lenguajes sobre productividad o términos de ese tipo. El problema es que las patronales vascas están aprovechando la ventaja que les da la reforma laboral, y desaprovechando la fortaleza que supondría acuerdos desde la autonomía colectiva de las partes; el problema es que aunque se enfrenten dialécticamente a ELA o LAB, saben que el frentismo sindical favorece a la patronal y se valen de él.


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