La mejora de
las expectativas económicas, y el papel que tienen que jugar la demanda interna en la recuperación de la
actividad y el empleo, sitúan el debate sobre los salarios en los convenios
colectivos de nuevo en el candelero.
Es conocida
la propuesta sindical en el ámbito estatal de una horquilla salarial en torno
al 1,5% de subida en el presente año, para un acuerdo intersectorial que sirva
de guía para las negociaciones de cada uno de los convenios colectivos.
En Euskadi
se puede reproducir un debate similar, eso sí, con una particularidad: el
bloqueo de buena parte de la negociación colectiva de ámbito vasco. Las
consecuencias de ese bloqueo es la posibilidad cierta de que la tasa de
cobertura de convenio (el porcentaje de personas asalariadas “cubiertas” por un convenio colectivo)
continúe cayendo aceleradamente.
Y aquí es
donde hay que mirar con especial atención las propuestas sobre salarios y sobre
otras materias que se plantean por parte de cada sindicato. Y sobre todo fijarse
en las famosas “líneas rojas” que habitualmente se trasladan como supuesta
demostración de radicalidad sindical por parte de algunos.
Esas líneas
rojas (sobre la ultraactividad, los
descuelgues, los salarios ligados al IPC u otras) suelen ser las coartadas de
ELA y de LAB para bloquear algunos convenios, fundamentalmente sectoriales.
Pero luego son líneas que por arte de magia suelen borrarse en la negociación
en el ámbito de la empresa. Allí se negocia de todo: con ultraactividades
indefinidas, sin ellas; con referencias a los descuelgues, sin ellas; con
mejoras salariales con referencia al IPC, sin referencia al IPC, por arriba,
por debajo…
¿La razón?
Se intenta reducir el número de personas con la protección de un convenio sectorial
para que, desprovistas de ese paraguas de derechos, “necesite” la negociación en el ámbito de la empresa, allí donde la
acción sindical es más rentable afiliativamente.
Esa es la
lógica de determinados planteamientos sindicales, tan convenientemente
alimentados por la habitual torpeza analítica de la patronal vasca, empeñada en
hablar de radicales Vs responsables,
lo que a su vez retroalimenta el discurso de las opciones sindicales cuyo
modelo otorga una cobertura de hecho, al planteamiento de la reforma laboral
más rabiosamente ultraliberal que
hemos conocido.
Para CCOO de Euskadi, la recuperación
del poder de compra de los salarios es necesaria y prioritaria. Sin duda. Y ahí haremos causa común
con quien quiera. Pero eso sí, sin caer en trampas. Porque para nosotros, como sindicato de clase, es igualmente
prioritario conseguir derechos que aspiren a ser de aplicación general. Un
tejido empresarial donde las empresas con menos de 50 personas trabajadoras emplean
al 54% de los ocupados y suponen más del 95% del aparato productivo, o donde
las empresas industriales tienen una media de 15 personas asalariadas, requiere
de marcos sectoriales para evitar una auténtica “selva laboral”.
Si alguien
se empeña en poner líneas rojas, sería bueno que especificase que esas líneas rojas
van a regir en todos los ámbitos: sectoriales y de empresa. Si no, es trampa. Y
para analizar bastan un par de datos: la media de subida salarial en los
convenios de empresa suscritos en Euskadi en 2014 fue del 0,58%. Las trabajadoras y trabajadores con convenio
vigente al cierre de 2014 eran 225.156, (el 47,7% del total).
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