Empezó la semana con los linces de la rueda de prensa de
Gaizka Garitano. Unos seres puestos allí para pasar el rato (parece que no eran
periodistas) se permiten gesticular en medio de una comparecencia como esa,
porque no entienden nada del extraño jeroglífico verbal del sufrido entrenador
del Eibar. Todos somos conscientes de que esta realidad existe, gente que
desprecia cuanto ignora, y no digo ya una lengua que no sea el castellano en el
estado español. Lo que me llama la atención es la absoluta falta de prudencia,
la estulticia atrevida de llamar la atención en esa situación y desoír las más
que ponderadas palabras del jefe de prensa del Almería.
Continuó el esperpento en Teruel, donde una delegada de
Gobierno insta a la junta electoral de la provincia a que prohíba el contenido
de la pancarta de cabecera del 1º de mayo. "Así no salimos de la
crisis". Ese es el levantisco slogan
que el cacique en cuestión considera incompatible con una pre-campaña
electoral. De nuevo no me sorprende el pelaje de personajes esparcidos por las
entreplantas administrativas de designación política y sus casposos puntos de
vista. Sino que alguien sea tan sumamente memo o mema de no valorar que tal
prohibición va a ser la única de más de 50 manifestaciones, o que vulnera
derechos fundamentales con argumentos que ni el costumbrismo más ácido, ni el
Berlanga más desatado, superan.
Remata la semana (¡¡¡y
estamos a miércoles!!!) el Tribunal de Justicia de la Unión Europea que permite
excluir a los hombres homosexuales como donantes de sangre, por el "alto
riesgo" de contraer enfermedades infecciosas que presentan.Siguiendo
el impresionante razonamiento, cualquier día se piden certificados de probidad
moral a la vieja usanza, antes de donar sangre y previo al “vale por un bollito de mantequilla”
para recuperar glóbulos.Una vez más no sorprende (por desgracia) el sesgo
homófobo. Sorprende la insolencia con que se plasma el tópico en sentencia, el
prejuicio en silogismo jurídico.
Cuando la estulticia se hace imprudente, cuando el cacique se
hace patente, y la insolencia sentencia, algo no va bien.
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