Artículo publicado en el Correo del 29 de abril. A Antonio Baylos y su vista cansada...
El ciclo de elecciones políticas,
la mejora en las cifras macroeconómicas y la recuperación estadística del
empleo van a impulsar un mensaje-fuerza del Gobierno de Rajoy, del
resto de ejecutivos, así como de las instancias supra-estatales que impulsaron
las políticas económicas desde el año 2010:
“La economía y el empleo se recuperan
como consecuencia de la aplicación acertada de políticas de austeridad y de
reformas estructurales”
En este Primero de Mayo, CCOO
queremos construir un relato alternativo que explique que las políticas de austeridad no han sido las que han hecho superar la
recesión, sino que la han inducido y alargado. Queremos situar la redistribución de riqueza como un
elemento central para una recuperación equitativa, tras esta larga y demoledora
crisis. Y por último continuar redefiniendo
el papel del sindicato para protagonizar ese proceso de redistribución, que
genere derechos y garantías ante un cambio de paradigma económico, social y
político profundo.
Llevamos cinco años con un proceso
de consolidación fiscal (reducción del déficit por la vía de la reducción del
gasto y el incremento de impuestos) y de devaluación salarial. De una
intensidad proporcional al retraso para adoptar medidas globales en el ámbito
europeo. Medidas reclamadas por el sindicalismo europeo e ignoradas por las
instituciones. Ahora, de forma incipiente observamos que en política monetaria,
sobre los tipos de interés o incluso sobre la inversión (eso sí, de forma
tímida, insuficiente y poco realista como el Plan
Juncker) se adoptan medidas antes demonizadas. Tarde e
insuficientes, pero junto a cuestiones como los precios de los combustibles,
tienen que ver con las mejoras macroeconómicas de las que presumen los
gobiernos. Es decir, no es el efecto de la austeridad sino la relajación de la
misma la que oxigena la actividad económica y permite algún crecimiento.
Para CCOO no se sale de la crisis
sin recuperar el empleo y un nivel de
cohesión social que cierre las crecientes brechas de desigualdad. Sin embargo
las reformas estructurales realizadas en este largo quinquenio, son un elemento
estratégico que va a condicionar el modo de distribución de ese crecimiento y
el modelo de hipotética salida de la crisis. Se han puesto las bases para una
precarización, fragmentación y desregulación del marco laboral. De fondo la apuesta de la competencia vía reducción de
salarios en los países con más desequilibrios de Europa.
En el conjunto de la sociedad, la
distribución de la riqueza se polariza, se hace menos equitativa, más injusta, como indican todos los índices de evolución en
el reparto de renta. Pero es que también hay una abdicación del papel inversor
del conjunto de administraciones públicas tanto en términos absolutos como
relativos. En el año 2014 el estado dedicó el nivel más bajo de la democracia a
inversión, apenas el 2% del PIB.
Como hemos indicado en numerosas
ocasiones, esta deriva sólo puede modificarse mejorando los sistemas fiscales
(de ingresos y presupuestos) desde la voluntad y ambición política. La causa
principal del disparatado déficit público que amenazó la viabilidad del estado,
tuvo que ver con una estructura fiscal deficiente excesivamente ligada a
actividades con píes de barro, y un nivel de elusión y fraude fiscal enorme.
Euskadi tiene competencias para desarrollar una política de recaudación
suficiente sin tentaciones des-fiscalizadoras como fórmula perversa para ganar competitividad,
que demuestran hoy en día su efecto boomerang.
De igual manera, la distribución a
través de los salarios debe reforzarse. El reto es conseguir convenios
colectivos que mejoren el poder de compra del mayor número posible de
trabajadores. Sería insuficiente acordar buenos convenios pero que protejan a
muy pocos. Se debe activar la demanda interna en base a redistribución real de
renta, no de reducción de ahorro ni de burbujas de deuda.
Antonio Baylos y un servidor en Florencia poco tiempo antes de la convocatoria de huelga general del 14-N de 2012 |
Tenemos el riesgo de que el mayor
número de contrataciones que se pueda dar en los próximos meses, se dé sin
convenios de referencia por haber perdido su vigencia. Esa ley de la selva es
evitable y CCOO de Euskadi no dejará de intentar fórmulas de evitar ese
escenario. La comodidad en ese modelo de las élites patronales y las
direcciones de los sindicatos nacionalistas, dificultan las actuaciones.
Defender el sistema de protección
social que ha demostrado sus fortalezas incluso en el peor momento de la
crisis. Un sistema público de pensiones de reparto, permite a una economía que
se reestructuró como la vasca, mantener un nivel de pensión por jubilación
comparativamente alto. También hace posible que un déficit entre cotizaciones y
prestaciones como el que tenemos, no implique riesgos, pues se diluye al contar
con una caja de gran escala. Paralelamente una red de rentas de garantía de
ingresos que debe ser defendido ideológicamente, como cemento que evita que las
grietas sociales se conviertan en abismos de exclusión. CCOO de Euskadi celebra
las iniciativas sociales plurales que han surgido en defensa de la RGI, que
contó también con el aval de una declaración tripartita en la mesa de diálogo
social.
En el 125 aniversario del 1º de
mayo, en un periodo de crisis que significa entre otras cosas una mutación
importante en el desarrollo de procesos históricos, queremos reivindicar la
vigencia del sindicalismo de clase como un elemento central en la construcción
democrática de una sociedad equitativa y libre.
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