martes, 21 de abril de 2015

Nuevas reivindicación de siempre, o el 1º de mayo


Se cumplen 125 años de la celebración del 1º de mayo. En un momento histórico en el que toca con más fuerza que nunca reivindicar el valor del trabajo y la clase trabajadora. Es verdad que el mundo del trabajo cambia de forma veloz y más lo hará el en futuro. Pero la necesaria adaptación a esos cambios no debe hacerse sin recordar el papel fundamental del sindicato: organizar a las y los trabajadores para conseguir y defender derechos colectivos, laborales y sociales.


Biltzar de cuando recuperamos las libertades
¿Ha cambiado el concepto de clase trabajadora? Claro. Ha cambiado la empresa. El gran taller industrial que ocupaba preferentemente a hombres durante muchos años, ha dado paso a mil formas de empresa y relación entre ellas. Y eso exige del sindicato una gran capacidad para implantarse en pequeños centros de trabajo o empresas inter-relacionadas entre sí. Ahí se juegan la calidad del empleo y los derechos de muchas personas.
En un centro de trabajo conviven plantillas de empresas principales, contratas, servicios externalizados; partes de la producción o del comercio se establece con otras partes del mundo; los famosos mercados tratan de aprovechar esta nueva realidad para favorecer sus intereses de acumulación. Eso exige del sindicalismo nuevas formas de organizarse para ser útiles.

Las personas a las que representamos se socializan de formas distintas, más variadas. La incorporación de las mujeres al mundo laboral retribuido (que ahora se pretende precarizar más, incluso revertir), las relaciones sociales más horizontales, aspiraciones distintas a conciliar la vida laboral y personal… sin duda, todo es más complejo. Debemos saber interpretar intereses variables.

Aquellas ideas entonces parecían buenas ideas...
Pero con ser todo más complejo, no debemos olvidar que en el trabajo, en la relación entre empresaria y trabajador, entre sus representantes, patronal y sindicato, se da un conflicto de intereses en el que sólo tenemos opciones de ganar si estamos organizadas/os. Quienes niegan que ese conflicto sigua existiendo, son precisamente los que más se han beneficiado tanto de los periodos de crecimiento económico como de las crisis.


En este año, con varias elecciones políticas y con una mejora de las cifras macroeconómicas que van a mejorar estadísticamente las cifras de empleo, vamos a escuchar machaconamente una frase: “La economía y el empleo se recuperan como consecuencia de la aplicación acertada de políticas de austeridad y de reformas estructurales”

Se trata de legitimar los recortes salariales y sociales, o la privatización de servicios públicos. ¡Vaya si hay intereses y conflicto de intereses detrás de esas políticas!
1º de mayo de 1982
Este 1º de mayo vamos a decir que para CC.OO. no se sale de la crisis si no hay una recuperación del empleo y la protección social que existía antes de la misma, que era manifiestamente mejorable. Y lo que ahora está ocurriendo es que se crea más empleo, sí, pero precario. Que se reducen los salarios intentando deteriorar la negociación y el convenio colectivo. Que se intenta intimidar la respuesta social a través de leyes mordaza y las penas de cárcel a huelguistas.

Tenemos que decir que si esta crisis está siendo tan larga y tan dura, es en gran parte por las medidas de austeridad impuestas. Que el conjunto de administraciones del estado haya bajado a la mitad su inversión pública del 2007 al 2014, o la caída salarial, ha deprimido la actividad económica. La salida neoliberal a la crisis pretende competir en base a peor calidad de vida y de empleo de la mayor parte de la población.

CC.OO. de Euskadi apuesta por una alternativa. No es recuperar el consumo o la situación pre-crisis saliendo de ella por la puerta de entrada. Es la que sitúa la cohesión social, la equidad y la igualdad como elementos claves. No sólo para construir una sociedad decente, que también, sino como necesidad económica para poder crecer de forma sostenible y no sobre burbujas y sobreconsumo endeudado.
1º de mayo de 1989

Nuestras herramientas fundamentales han sido siempre la negociación colectiva, ser interlocutores sociales y la movilización. En todos estos terrenos se pretende quebrar la legitimidad del sindicalismo. En todos ellos tenemos que revisar nuestra actuación para hacerla más fuerte, más útil. Pero todos ellos son necesarios si queremos ser un agente determinante en la distribución de la riqueza, y en la construcción de un marco de derechos y por tanto de una ciudadanía democrática real.

Euskadi tiene particularidades en este terreno. Recuperar el diálogo social para lograr acuerdos beneficiosos para la gente es tarea complicada. Sobre todo con un Gobierno de escasa voluntad negociadora en sus relaciones laborales como prueba la situación en Osakidetza o la mesa de la función pública. En todo caso hemos arrancado medidas importantes para favorecer el empleo o la renovación de plantillas con el contrato de relevo.
Qué decir de la negociación colectiva, donde el sindicalismo multicorporativo que es ELA potencia en toda su extensión la reforma laboral de Rajoy, poniendo en riesgo la negociación colectiva sectorial, espina dorsal del sindicalismo de clase.

La legitimidad imprescindible en cualquier organización que aspira a representar democráticamente, la vamos a reivindicar en la calle el 1 de mayo. Pero la tenemos que construir día a día, en cada centro de trabajo, estando con la gente en las empresas. Desde la transparencia necesaria para que nadie pueda sembrar dudas sobre la dimensión profundamente ética que tiene la acción sindical, el sindicalismo y el o la sindicalista.


Último 1º de mayo en Bilbao con la presencia de Toxo






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