lunes, 9 de septiembre de 2013

Confluencias políticas y sociales en una Europa en crisis


El viernes 6 de septiembre fui invitado a participar en la  mesa redonda inaugural del seminario que bajo el título “Confluencias políticas y sociales en una Europa en crisis” organizó el Partido de la Izquierda Europea, la Fundación por la Europa de los ciudadanos y Ezker Anitza-IU.

Transcribo los puntos de la intervención que planteé, ya que está escrita…

Dos aspectos previos que no por evidentes conviene olvidar.

El primero la importancia de la movilización social en el ámbito europeo, relacionada con la importancia de articular propuestas y alternativas al modelo de construcción político y económico vigente. Movilización y propuesta que no debieran ser un sumatorio de movilizaciones estatales o nacionales sino tener una lógica compartida en clave europea.



El segundo, es que no estamos en un terreno del internacionalismo sino que hablamos de una cuestión de necesidad imperiosa. La gestación de los desequilibrios económicos que estallan en la crisis tiene una dimensión supranacional. El reflujo del estallido de la crisis se sitúa en una dialéctica neo-nacional. Acreedores y deudores. Este esquema es de todo menos inocuo.

Algunas cuestiones de contexto

  • En el periodo de gestación de la crisis, mientras los países centrales de Europa han basado su crecimiento en la exportación de bienes y servicios, gracias a ganancias de competitividad logradas a través de la contención de costes salariales y mejoras en la productividad, los países de la periferia han basado su crecimiento en la demanda interna y el endeudamiento privado.


  • Se ha producido una disminución generalizada de la participación salarial en la zona euro sobre PIB desde el año 91 y hasta el estallido de la crisis. También en EEUU o Japón. Todo ello ha sido compatible con ligeras tasas de crecimiento económico.

  • El estallido de la crisis en 2007/08 rompe el flujo del capital acumulado y ahorro que desde los países excedentarios dopaba el consumo y el crecimiento de los países con déficits corrientes.

  • Es en esta dinámica donde se está produciendo una auténtica recomposición de los recursos, una vez que aquel  modelo tiene serios problemas de reposición. Ahí se inserta otra derivada y es un riesgo de fragmentación de Europa en el que se esté decidiendo la liga en la que cada país vaya a jugar en el futuro.

  • Aunque a estas alturas sea obvio decirlo gran parte del problema que tenemos no es exclusivamente económico sino de insuficiencia político-institucional. Europa como un espacio monetario y de intercambio de bienes y servicios incapaz de articular una política económica integral que por ejemplo acometa políticas expansivas allí donde hay más márgenes o haya servido de resguardo a los problemas de solvencia de las deudas soberanas. En cambio, se han aprovechado estas situaciones para debilitar el modelo social europeo y promover una política de devaluación interna en los países endeudados, en aras a salvaguardar los intereses de los acreedores.

  • Se puede decir que ahora mismo el proyecto europeo, es percibido por una buena parte de la población como un proyecto que incide negativamente en su vida. En realidad lo que ocurre es que en lugar de actuar mediante instituciones que representan procesos de deliberación democrática, asistimos a políticas marcadas por la hegemonía de los acreedores, públicos y privados.

  • Aquí cobra toda su dimensión, la insuficiente construcción institucional. Muestra el desacoplamiento entre el sistema económico imperante y el sistema político democrático. No sólo no se construye el espacio democrático europeo. Esta insuficiencia hace que las instituciones conocidas donde la ciudadanía mejor o peor, residenciaba su mandato democrático aparecen como inútiles y por tanto deslegitimadas.

  • Con las instituciones, los agentes representativos. Partidos, parlamentos, sindicatos, etc.  Hay un interés político (liberalismo anarcoide) y populismos varios interesados en que eso sea así.

  • No avanzar en la institucionalización democrática generará una Europa a dos velocidades con tendencia a diferenciarse cada vez más. La construcción de un espacio democrático institucionalizado (parlamentos, fuerzas políticas, sociales, constitucionalización europea, política fiscal, presupuestaria… etc.) pueden remar en la dirección de una mayor cohesión, también en función de la correlación de fuerzas y de las hegemonías políticas que se conformen.

En este contexto el movimiento sindical tiene que articular un espacio de respuesta en clave de propuesta y en clave de movilización. Hay dos limitaciones evidentes.

a-    Al igual que en el marco general, hay una apuesta por desmembrar los espacios clásicos de intervención sindical (en España y Euskadi la negociación colectiva y el marco de diálogo social). Estos elementos no existen en el ámbito europeo con una fuerza vinculante real.

b-    La propia CES sigue siendo algo mucho más parecido a una coordinadora de sindicatos que a una auténtica Confederación Sindical. Hay diferentes posiciones sindicales sobre el papel de la CES, la caracterización de la crisis y por tanto la respuesta a la misa, la ejecutividad de la CES, etcl

Con todo algunas cosas se han avanzado en los últimos tiempos. Yo quiero hacer referencia a dos.

  • Una parte importante del sindicalismo europeo estamos avanzando en integrar una propuesta coherente y alternativa al modo de enfrentar la crisis desde la troika (Comisión y BCE junto a FMI). En este aspecto es muy relevante que no reproduzcamos el esquema deudores/acreedores, sindicatos del sur/sindicatos del norte.

  • El sindicalismo español o el italiano, el portugués, con sus cosas el francés, parte del griego, parece lógico que podamos convenir algunas cosas. Pero es muy relevante que la gran organización alemana, la DGB, comparta buena parte del análisis sobre como enfrenta la situación. Lo han explicitado en un documento en el que hablan de una especie de “Plan Mashall para Europa”. Un plan de inversión de en torno al 2% del PIB europeo en sectores sostenibles. Financiado con una especie de “bonos New Deal” nutridas de un ITF. En Alemania proponen aportar un recargo sobre patrimonios.
 
  • Igualmente hacen una crítica de las políticas de austeridad y abogan por medidas paliativas de las crisis de las deudas de los estados periféricos.

  • Se podrá argumentar que esto no es más que un documento, pero en mi opinión que la gran organización alemana se salga de la lógica del acreedor no es un tema menor. Todos sabemos que cuando se habla de financiación, la posición relativa que ocupa cada uno suele determinar en buena parte su posición, a veces por encima de lo que se supone que ideológicamente debiera defenderse.

  • Es importante que este sindicalismo comparta la necesidad de plantear ahora una política más expansiva en el centro, que lleve a políticas salariales como las que vienen dándose en Alemania en los últimos años. No olvidemos que cualquier planteamiento inflacionista o que perjudique su capacidad exportadora en Alemania es casi un anatema.

Por otro lado quiero destacar también la importancia que tuvo el 14-N en esta dinámica. Hito en la movilización sindical europea. Impensable no hace mucho y en la que CCOO jugó un papel relevante.

En otro orden de cosas, hay otra variante de la movilización que no quiero dejar pasar. La necesidad de articular espacios de encuentro sindical y social de base amplía y vinculando las condiciones superpuestas de trabajadores con la de ciudadanos, consumidores, usuarios o activistas sociales. CUMBRES SOCIALES

¿Tiene esto algo qué ver con Europa? Se podrá decir que no aunque ahí está Alter Summit como experiencia inicial. Pero lo digo más por otra cosa.

Creo que la gravedad de la situación de crisis es enorme. Por concretar más, la utilización como coartada de la crisis para desfigurar el modelo europeo es de mucha trascendencia. Nosotros hicimos una reflexión en la siguiente clave:
 
  • La crisis entre otras muchas cuestiones está produciendo una redimensión económica sobre la que hay una disputa enorme. “La guerra de clases que existe y que estamos ganando los ricos” según palabras de Warren Buffett. Esto se concreta en la famosa devaluación interna. Esta devaluación tiene varias vertientes y agudiza varias contradicciones.

  • La devaluación salarial en el ámbito de la economía productiva que atañe directamente a los sindicatos y que tiene que ver con lo dicho antes. Para nosotros es la más propia, la más trascendente pero no la única.

  • Devaluación social a través de un debilitamiento del modelo redistributivo cuestionando las políticas fiscales progresivas y la reasignación de recursos a través del gasto público. También nos afecta directamente como sindicatos (a fin de cuentas el modelo social se construye de los impuestos, algunos generados en la empresa y a través de salario diferido, pensiones) pero tiene un componente ciudadano muy acusado.

  • Devaluación mercantil. Palabro. Donde usuarios, clientes, pequeños inversores o endeudados pagarían buena parte del pato frente a accionistas, gestores o propietarios.

De aquí se derivan otros conflictos, otras contradicciones a la clásica capital/trabajo. Quizás algunos no directa competencia sindical pero si de incumbencia como organizaciones socio-políticas.

Yo creo que compartir este tipo de acción social es importante. Para reconstruir sujetos colectivos, el valor de la consciencia a la hora de consumir, invertir, reivindicar el servicio público como concreción necesaria del derecho de ciudadanía.

No olvidemos que la crisis golpeó sociedades cada vez más desvertebradas, desorganizadas, donde la exigencia legítima de derechos se desliga de los procedimientos políticos y de participación necesarios par lograrlos.

Ahí se cava buena parte del foso en el que estamos y sobre esto hay que reflexionar huyendo de viejos esquemas. Ciudadanía de clase.

Y de forma paralela somos la izquierda los más interesados en reforzar el rol de ciudadanía europea. De vínculo a un proyecto de Europa progresista, pero de Europa.




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